Desde hace varias temporadas, la liga danesa se ha beneficiado de un programa fiscal para repatriar a sus mejores talentos. Este programa, denominado Forskerordningen, permite a los jugadores de élite que han pasado más de diez años en el extranjero beneficiarse de un tipo impositivo reducido, siempre que ganen un salario superior a 70.400 coronas danesas al mes (aproximadamente 9.500 €). Esto supone una gran ventaja en un país donde la presión fiscal sobre las rentas altas puede alcanzar el 56 %.
Este mecanismo, diseñado originalmente para atraer a investigadores y ejecutivos cualificados, ha tenido un efecto secundario inesperado en el deporte profesional. En los últimos años, varias estrellas del balonmano se han lanzado al programa. Mikkel Hansen, tras su larga trayectoria en el PSG, completó así su regreso al Aalborg aprovechando este ventajoso régimen fiscal. Niklas Landin, por su parte, dejó el Kiel para incorporarse también al Aalborg, con un régimen fiscal similar.
Más recientemente, Michael Damgaard regresó de Magdeburgo, y Jannick Green, del PSG Handball, ya ha anunciado que volverá en el año 2026. El nombre de Lasse Andersson también circula entre los próximos candidatos, aunque el Veszprem podría ser su próximo destino.
Aunque algunos observadores critican una laguna fiscal reservada a la élite, es evidente que este sistema contribuye a elevar aún más el nivel de la liga danesa, ya coronada con títulos europeos. Para los clubes, es una oportunidad única para recuperar a jugadores de talla mundial; para las estrellas, es un equilibrio ideal entre el regreso a casa, un ambicioso proyecto deportivo y la optimización fiscal.
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