Un año sin Benedicto XVI, el teólogo que cautivó millones de corazones predicando "sin teatralidad"

El legado intelectual del cardenal Ratzinger es digno de un 'Doctor de la Iglesia'. Su Pontificado abrió la Iglesia al siglo XXI. COPE se volcó en la cobertura de su muerte

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Hace 365 días nuestra mente estaba en los preparativos de la última cena del año o eligiendo el vestuario con el que deslumbraríamos en el cotillón posterior a las doce uvas. Pero todo aquello pasó a un segundo plano cuando conocíamos que Benedicto XVI había fallecido.

No se podía decir que la noticia nos pillaba por sorpresa, porque ya el Papa Francisco nos había advertido de la precaria salud de su predecesor tres días antes, cuando en la audiencia general del 28 de diciembre pedía a los fieles rezar por quien fue el Sumo Pontífice de 2005 a 2013: “Quisiera pedirles a todos ustedes una oración especial por el Papa Emérito Benedicto XVI, que en el silencio está sosteniendo a la Iglesia. Está muy enfermo. Pidiéndole al Señor que lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final”.

En ese momento saltaron todas las alarmas en la Iglesia. Todos contuvimos la respiración durante 72 horas, cuando el corazón de Joseph Ratzinger dejaba de latir. Eran las 09.34h de la mañana. Minutos más tarde COPE dio la noticia que no por esperada fue menos dolorosa. Fue en el programa 'Fin de Semana' cuando la corresponsal de esta casa en el Vaticano, Eva Fernández, informaba a la audiencia. “El Papa Emérito ha fallecido hoy a las 09.34h en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano”, expresaba la periodista que leía el escueto comunicado de la Santa Sede.

Programación especial de COPE que culminó con el funeral de Benedicto XVI

A partir de este momento, COPE puso en marcha un programa especial que se prolongó hasta el 5 de enero, cuando tuvo lugar la Misa funeral presidida por el Papa Francisco en la plaza de San Pedro.

Un acontecimiento al que no podían faltar los principales comunicadores de COPE, con Carlos Herrera al frente: “El capataz acaba de levantar los restos de Benedicto XVI y ahora mismo empiezan a despedirse. Es la última vez que veremos este ataúd. Mientras el Papa Francisco, ya desprovisto de su capa, se va andando, no en silla de ruedas”, narraba el conductor de 'Herrera en COPE'.


Hacía mucho frío aquella mañana víspera de Reyes en Roma. Pero no era el frío lo que dejó en silencio a las 50.000 personas que asistieron al funeral, sino el respeto a la figura de Ratzinger. Cientos de españoles viajaron toda la noche en autobús hasta la capital de Italia para no perderse este acontecimiento: “Me ha impresionado mucho el final cuando tocaron el himno de Baviera, los aplausos, el santo súbito”, afirmaba en COPE una de las asistentes.

El ataud de Benedicto XVI fue el mismo que se empleó para la muerte de Juan Pablo II en 2005, con el escudo del Pontífice alemán sobre la placa con fechas de inicio y final de su Pontificado. Hacia el ataúd se dirigió Francisco para despedirse de su predecesor en el ministerio petrino. Una imagen para la historia, ya que se ponía fin a la convivencia de dos papas, un hecho que no se producía desde hacía 600 años.

“El Papa Francisco inclina la cabeza, es su última despedida mientras realiza una reverencia al ataud de Benedicto”, explicaba a la audiencia Herrera.

“Estamos viviendo ese momento vertiginoso que se viven en todas las familias, esos minutos difíciles en los que uno ve a un ser querido entrar en la sepultura, y darle el último adiós”, precisaba el presentador de 'La Tarde', Fernando de Haro.

Tras la solemnidad del funeral los visitantes volvieron a sus fotografías y selfies en la plaza de la basílica, conscientes de haber vivido un acontecimiento único que, para muchos, sirvió para reconfortarles en su fe: “Es un alto impacto sobre la sociedad y la comunidad católica de todo el mundo. Es algo importante que nos hace querer acercanos, vivirlo”, apuntaba una joven mexicana que acudió al funeral del Papa alemán.


Ratzinger deja legado teológico digno de un 'Doctor de la Iglesia'

El legado de Benedicto XVI es inmenso. Con su muerte se fue uno de los grandes intelectuales y teólogos de la segunda mitad del siglo XX. De hecho, son muchas las voces que piden que el alemán sea nombrado 'Doctor de la Iglesia', reconocimiento que solo ostentan 36 figuras de la Iglesia. Un gigante de la fe que dejó huella pese a no ser dado a los grandes espectáculos.

“Es verdad que Benedicto XVI no era el hombre de las multitudes, no estaba dotado de esa capacidad teatral en el mejor sentido de la palabra, pero hemos visto como una especie de lluvia fina, su manera de predicar, su manera de enseñar ha calado en el corazón de la gente”, reflexionaba el responsable editorial de COPE, José Luis Restán.

Se fue a los 95 años, mostrando su amor a Cristo hasta su último aliento, como puso de relieveCristina López Schlichting: “¿Qué dice un gigante de la fe y de la inteligencia cuando se muere? “Jesús, te amo”, así de simple. Dijo Jesús te quiero delante de Georg Gänswein y las consagradas que le cuidaban y expiró, tranquilamente”, relataba.

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