Magdalena Ribas, toda una vida como misionera en Chad y Togo: "De allí yo fui la que salió evangelizada"

La misionera española ha recordado cómo vivió la pandemia de la covid-19 en Togo: "Se cerraron todas las puertas, las de la Iglesia, las de las casas [...] fue un tiempo muy duro"

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Magdalena Ribas es una misionera comboniana de Mallorca que ha pasado 30 años de su vida trabajando como enfermera en Chad en los tiempos más convulsos del país. En 2019, tras un tiempo en Madrid, volvió a pisar tierra africana, esta vez en Togo.Magdalena ha querido compartir su experiencia como misionera en el canal YouTube de las Misioneras Combonianas de España: “En 1964, con la rebelión de los Simba me pregunté, ¿quién remplazará a estas mujeres que han sido asesinadas para anunciar a Jesucristo?”.

Pasaron los años y en un cierto momento Magdalena sintió la necesidad de ponerse al servicio del Señor, escribió a diferentes congregaciones y la primera que le contestó fueron las Misioneras Combonianas. Entró en la congregación un 25 de enero del 1970 y después de unos años de formación se preparó para ir a la misión en Chad: “Allí tuve una experiencia muy bonita y positiva, de contacto con la gente, de compartir mi vida con ellos y aprendí muchas cosas. De allí yo fui la que salió evangelizada en el compartir, en el vivir, en el entregarme”.



Magdalena trabajó como enfermera en el Chad: “Trabajé la mayoría del tiempo en una misión rural, con un trabajo itinerante, de prevención, en un proyecto de protección materno-infantil. Allí puedo decir que yo fui muy feliz. Encontré mi lugar como mujer, madre y persona”.

De esa zona rural la cambiaron a un hospital en la diócesis de Doba y allí pasó sus últimos años en el Chad: “Estuve en todos los servicios: pediatría, maternidad, medicina general, preparar y organizar las sillas de ruedas, todo lo que era necesario para poder asistir y dar un servicio a las personas que venían para curarse. Los últimos 5 años los pasé como responsable de este servicio con la ayuda de médicos y voluntarios que venían de toda Europa. Fue un tiempo muy bonito de compartir con jóvenes, menos jóvenes, personas de todas las creencias y religiones, pero que siempre estaban dispuestas a ayudar y a dar lo mejor de ellos para servir al hermano que estaba sufriendo”.

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Después de este tiempo en el Chad, a causa de unas malarias que había contraído, le propusieron a Magdalena volver a Madrid para ayudar a las hermanas que regresaban de las misiones enfermas: “Aquí estuve seis años acompañando estas hermanas que lo habían dado todo y que en esos momentos se sentían indefensas, y con necesidad de ayuda y cariño. Hice lo mejor que pude, pero tenía ganas de volver a la misión, volver a pisar tierra africana y me propusieron ir al Togo”.

Llegó en 2019 al Togo y se encontró enseguida con un idioma muy difícil, el ewé: “Cogimos un profesor y empezamos a balbucear algunas palabras. No me desanimé, seguí adelante y empecé a mirar a mi alrededor qué era lo que yo podía hacer. Empecé a trabajar con Cáritas diocesana del lugar y a trabajar con enfermos crónicos, con personas de la calle, con mamás con muchos niños y problemas, y llegó la pandemia de la covid-19”.

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La llegada de la pandemia dificultó muchísimo todo el trabajo que estaba empezando a hacer: “Se cerraron todas las puertas, las de la Iglesia, las de las casas […] fue un tiempo muy duro, sobre todo los primeros seis meses, y después empezamos a pensar que no podíamos quedarnos paradas cuando había tanta gente que llamaba a nuestras puertas y que nos pedía ayuda. Y empezamos a ver qué era lo que podíamos hacer con los más vulnerables, con las personas que no tenían trabajo, medios y empezamos a ayudarlas sobre todo con la alimentación, las medicinas”.

Sin embargo, Magdalena recuerda que cada día “había el espíritu del Señor que marcaba, daba señales de que aquello estaba yendo por el buen camino. Lo que me ayudó mucho fue recordar a Comboni que siempre decía que los quieran trabajar por el Señor, no importa de dónde vengan, Él siempre está con nosotros, ya sea en los momentos difíciles o los de alegría”.

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