El cardenal Pell y la ciencia

Hoy repasamos el debate televisivo en el que participó el cardenal Pell y que puso de manifiesto que no hay enfrentamiento entra la ciencia y la fe

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Nombrado por Juan Pablo II obispo de Melbourne (1996-2001) y Sídney (2001-2014), fue creado cardenal en 2003 por Benedicto XVI, a quien recibió en la Jornada Mundial de la Juventud de Sídney en 2008. Se deduce de lo anterior que en cuestiones sobre conciliación ciencia-fe estaba más que en comunión con los mencionados Papas. Baste la lectura de lo dicho recientemente aquí sobre Benedicto XVI para hacerse una idea . Sin embargo interesa traer a colación aquello de que ‘por su frutos los conoceréis’, ya que en conciliación ciencia-fe el cardenal Pell hizo algo verdaderamente extraordinario que paso a comentar.

Se trata nada más y nada menos que de su participación en un debate en televisión, nada menos que con Richard Dawkins, un destacado representante del denominado ateísmo científico, que se prodiga en hacerlo público y notorio, al menos en parte, atacando con ferocidad a la Iglesia Católica. Es decir, el Cardenal Pell bajó a la arena de una manera, vamos a decir así, bastante arriesgada, bastante expuesta…seguramente confiado en las palabras del Señor «…no os preocupéis de lo que vais a decir, porque el Espíritu Santo os lo comunicará en el momento…». Fue el 9 de abril de 2012.

No obstante la posible espectacularidad de la puesta en escena de Richard Dawkins, la debilidad de su pensamiento está más que contrastada. Se trata del clásico biólogo que al hablar se sale absolutamente del ámbito de su especialización y se adentra de un modo bastante reduccionista en temas filosóficos, metafísicos…sobre los que no tiene suficiente criterio. Es más que interesante a este respecto leer los excelentes artículos de Javier Sánchez Cañizares o Mariano Artigas . Esgrimir como hace Dawkins argumentos que circunscriben a Dios al manido «Dios de los agujeros», al que supuestamente la ciencia va robando terreno al describir cómo ocurren los fenómenos, es algo bastante pobre y superado.

Defensa del cristianismo

Pero Pell en ese debate estuvo por momentos sembrao. A una indicación de Dawkins señalando la brutalidad humana casi exclusivamente circunscrita al cristianismo, proponiendo en cierto modo la decadente idea del buen salvaje, el Cardenal le espetó:

«Bueno, hay algunas cosas que podrían decirse. En primer lugar nuestra tradición se remonta a unos 4.000 años, así que lo que estos valores que hemos adoptado sean, tenemos que retroceder un poco en la distancia. Y es interesante mirar a la Roma pagana antes de que existiera la influencia cristiana. El cuarenta por ciento eran esclavos. Los hombres y mujeres lucharon entre sí hasta la muerte, en —ya sabes— el Circo Máximo o el Coliseo. Las mujeres no tenían derechos de ningún tipo. El infanticidio era una práctica regular. Las familias de la nobleza no querían niñas. El cristianismo cambió eso. Tal vez no por sí mismo, pero sí en gran medida. Y en la historia cristiana… somos cristianos, somos gente del Nuevo Testamento. Hubo una evolución en el Antiguo Testamento. Hay algunas cosas horribles allí. Se desarrolló. La noción de Dios fue purificada al pasar por el Antiguo Testamento…… Hay un poeta polaco, Milosz que dice que el opio de los pueblos de hoy en día, es la creencia de que no serán juzgados por Dios cuando mueran, los que hayan cometido grandes crímenes y hecho cosas terribles van a salirse con la suya…»

En relación a la supuesta capacidad ilimitada de la ciencia en dar sentido a la vida, el Cardenal le señaló lo siguiente:

«Bueno, ¿cuál es la razón que la ciencia nos da del por qué estamos aquí? La ciencia nos dice cómo suceden las cosas, pero la ciencia no nos dice nada acerca de por qué se produjo el Big Bang. ¿Por qué hay una transición desde materia inanimada a materia viva? La ciencia calla…. Podríamos resolver la mayoría de las preguntas de la ciencia y aún quedarían todos los problemas de la vida casi completamente intactos. ¿Por qué ser buenos?».

Preguntado el cardenal por el presentador en el sentido de si podría dar alguna prueba a Dawkins para creer, Pell contestó:

«No, porque creo que él sólo acepta la prueba basada en la experiencia sensorial. En otras palabras, excluye el mundo de la metafísica, como por ejemplo el principio de contradicción, y excluye la posibilidad de argumentos, que van no en contra de la razón, sino más allá de ella».

A imagen y semejanza de Dios

Al hecho cierto de que los ateos pueden ser buenos y llevar una vida buena, el cardenal indicó que eso es según nosotros señal de la existencia de Dios, supongo en el sentido de que sus creaturas, hechas a su imagen y semejanza, reproducen su impronta en cierto modo, no estando obligados por ello a ser asesinos, etc. Sorprendente de todo punto puede resultar ver cómo Dawkins exculpaba en cierto modo a los ateos Stalin o Hitler, indicando que sus crímenes no tenían nada que ver con su forma de pensar! Todo el debate está transcrito y se puede leer completo y ver aquí.

Preguntado el cardenal por la evolución señaló algo que ya hemos comentado más de una vez:

«Pues bien, ciencia y religión son dos actividades diferentes y en la Iglesia Católica se puede creer, en cierta medida, lo que le guste acerca de la evolución. Creo que Darwin hizo una gran contribución. Recuerdo haber hablado con Julius Kornberg, un biólogo muy distinguido, que ha trabajado con las hormigas durante años y dijo que ha logrado cambiarlas, alterando sus condiciones, pero hay una serie de cosas que la evolución no explica. Darwin se dio cuenta de eso. Darwin era un teísta, porque dijo que no podía creer que el inmenso cosmos y todas las cosas bellas del mundo se produjeron por mero azar o por necesidad. Dijo: «Tengo que ser clasificado como un teísta»… Bien… Adán y Eva son términos que quieren decir: la vida y la Tierra. Es como cada hombre. Esa es una versión hermosa, sofisticada y mitológica. No es ciencia, sino que está ahí para decirnos dos o tres cosas. Primero que todo, que Dios creó el mundo y el Universo. En segundo lugar, que la clave para todo el Universo, lo realmente importante, son los seres humanos. Y en tercer lugar, es una mitología muy sofisticada para tratar de explicar el mal y el sufrimiento en el mundo».

Sobre el infierno

Llegado el momento se refirió al infierno, y hablo de él trayendo a colación una conversación con un niño de primera comunión, del siguiente modo:

«Le dije simplemente: «Hitler… ¿Crees que Hitler podría estar en el infierno? Inició la Segunda Guerra Mundial, causó la muerte de 50 millones… ¿O prefieres un sistema en el que Hitler se salió con la suya gratuitamente?» De todos modos el pequeño era muy patriota y dijo: «Hum…». Se dio cuenta el infierno podía tener sentido, si Hitler iba a ir allí… creo que, a favor de las víctimas inocentes en la historia, que las escalas de la justicia deberían funcionar. Y si no lo hacen, la vida es radicalmente injusta. La ley del más fuerte prevalece».

También se pronunció sobre el espinoso tema del género, y lo hizo, como no podía ser de otra manera, hacia donde la ciencia indica. A la pregunta ¿cómo se puede estar en contra de dar a nuestros prójimos homosexuales derechos matrimoniales, cuando la igualdad y el respeto son las bases fundamentales de amar y difundir el amor? Pell contestó:

«Bueno, es bastante engañoso y desleal sugerir que los cristianos odian a los homosexuales. Los cristianos aman a todos. Eh… Nosotros… Nosotros creemos que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, y que sirve para la continuidad de la raza humana. Creemos que los hombres y las mujeres fueron hechos el uno para el otro, espiritual, psicológica y físicamente. Creemos que un hombre y una mujer, un padre con sus hijos, es por lejos el mejor sistema, el más eficiente y económico para criar a los niños, y los gobiernos deberían apoyarlo…… estas personas, demostrar compasión, la Iglesia Católica tiene grandes antecedentes allí. Cuidamos más afectados por el VIH que cualquier otra organización no gubernamental, pero no creemos que sea posible tener un matrimonio homosexual».

Y podríamos seguir, pero mejor que cada cual lo haga si lo desea en el blog de Javier Smaldonde, donde se encuentra íntegramente transcrito el texto de dicho debate.

El Cardenal Pell fue muy valiente, algo que ya se ha dicho con claridad. Se arriesgó mucho al salir por televisión en directo, y salió muy bien parado: el recalcitrante ateo Dawkins se vió en varias ocasiones muy pero que muy escaso en recursos, vaya por delante que al carecer del formación filosófica y teológica simplifica el mundo metafísico de un modo irrisorio, proyectando sobre le cristianismo poco más que su desconocimiento.

A mí Dawkins jamás me ha hecho dudar un milímetro de mis creencias: no se dá cuenta de que previamente a los temas de los que habla asume una mitología materialista que condiciona absolutamente sus interpretaciones. Para ser ateo hay que dar crédito a cosas indemostrables, difícilmente sostenidas por un concepto de ciencia absolutamente parcial, como es el que maneja el propio Dawkins, como si antes del siglo XVII no hubiera habido ciencia…

¡Descanse en paz Cardenal, y gracias por haberse expuesto tanto y no rehuir este cara a cara que ha quedado para ayuda de todos nosotros hoy!


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