El rector del seminario de Madrid: "Todos somos parte del proceso de formación sacerdotal"

Ya ha comenzado el curso 2022-23 en el Seminario Conciliar de Madrid, en el que este año convivirán 84 seminaristas, de entre 18 y 51 años, y 12 sacerdotes

Manu Torralba

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En el Seminario Conciliar de Madrid, situado junto a la Catedral de la Almudena, ya han recibido a los 84 seminaristas (de entre 18 y 51 años) y 12 sacerdotes (entre formadores y directores espirituales) que este año compartirán paredes. La mejor de las noticias ha sido el aumento de las vocaciones sacerdotales en comparación con años anteriores, y es que 17 jóvenes se han incorportado a las aulas de San Buenaventura, por lo que será el curso con más novatos de los últimos años.

"Suele haber vértigo a la hora de responder al plan que el Señor tiene para ti como sacerdote", ha asegurado a la prensa el rector del centro, José Antonio Álvarez Sánchez. "Primero te resistes, pero luego te das cuenta de que Dios no viene a truncarte la vida, sino a ofrecerte un camino de plenitud".

"Para nosotros es una alegría comunicarle a la gente que en este proceso de formación sacerdotal estamos todos implicados, no solo los que estamos aquí", ha asegurado José Antonio Álvarez, "sino también todo el pueblo de Dios a través de la oración, que permite la respuesta de estos jóvenes al Señor, y también con la colaboración en las distintas acciones de pastoral en las que están implicados los seminaristas".

Junto al rector, ha estado presente uno de los formadores, Fernando Murga Gómez, que explicaba a los periodistas presentes la importancia de su labor de tutor con los jóvenes seminaristas: "Vivimos con ellos las 24 horas del día... salvo el rato que pasan por la mañana en la universidad, claro". Entre sus funciones están las de acompañarlos durante el camino y entrevistarse con ellos periódicamente, para comprobar que lo están realizando correctamente.

Sergio García (34 años), de soldado a diácono

Cuando un militar le dice a sus padres que quiere dejarlo todo para entrar en el seminario a los 28 años, quizás no es el momento en el que recibe más comprensión por su parte. "La vocacion a veces no se entiende ni entre los buenos cristianos", aseguraba Sergio García a la prensa. "Una señora de la parroquia llegó a decirme 'Sergio, tiene que haber curas… ¡¡pero tú no!!'".

Sergio había sido militar profesional desde los 19 años. A los 24 comenzó a compaginarlo con sus estudios de Magisterio. A los 28, eligió seguir al Señor. Y desde este verano es diácono. "Dios llama cuando llama y cuando está preparada la persona. Él me espero hasta el momento en el que estuve cerca".

"Yo tenia una idea de lo que era el seminario, pero cuando llegué me di cuenta de que era mucho más enriquecedor de lo que pensaba", reconocía García. "Aquí pasas a ser parte de una familia donde se hacen amigos verdaderos a los que hoy puedo llamar hermanos".

Borja Lizarraga (30 años), seminarista gracias a una atea

"Yo ya había tenido una llamada, pero dije que no". Así comenzaba su relato Borja Lizarraga, un joven de 30 años de familia tradicional católica al que una amiga de la facultad de Derecho le cambió la vida: "Ella me pregfuntaba mucho Dios y las cosas de fe y, a raíz de eso, me dijo que se había convertido al cistianismo". Aquello fue en 2015, momento en el que por fin aceptó lo que el Señor quería para él.

"Uno de los grandes retos es atreverse y decirle 'me voy contigo y me entrego totalmente'", dice Borja. En su casa, sin embargo,tomaron su decisión con total normalidad desde el primer momento, "aunque mis padres se sorprendieron, porque no estaba en sus planes tener un hijo sacerdote". Yo tampoco había mostrado una especial inclinación hacia el sacerdocio. Me animaron muchísimo mis padres y mis hermanos. Es una alegría que va a más".

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