En 'La Linterna de la Iglesia'

José Carlos Bermejo: "No es lícito dar muerte a otra persona porque lo pida. Es una barbaridad"

El delegado general de la Orden de los Ministros de los Enfermos en España analiza la entrada en vigor de la ley de la eutanasia en nuestro país

Tiempo de lectura: 3' Actualizado 01:58

Rechazo frontal a la eutanasia es lo que proponenlos religiosos sanitarios de nuestro país ante la entradaen vigor de la ley de la eutanasia. Con esemotivo, la Orden de Religiosos Camilos en España, laOrden Hospitalaria de San Juan de Dios, HospitalesCatólicos de Madrid, la CONFER y la FederaciónNacional LARES presentaron el pasado miércoles unmanifiesto en el que defienden la vida como un bieny como valor fundamental sobre el que se sustenta lapersona. Uno de los firmantes de ese manifiesto es el hermano José Carlos Bermejo, M. I., delegado general para España de la Orden de Ministros de los Enfermos, los religiosos camilos.

Bermejo ha comenzado recordando que no ha existido debate sobre esta ley: "Ha sido hurtado con esta fórmula que prevé la legislación de hacer proposiciones de ley en lugar de proyectos de ley. Además, se ha hecho en un momento en el que estamos preocupados por proteger la vida y proteger a las personas más débiles".

Es obsceno lo que está sucediendo, pero me preocupa más lo que va a pasar en unos meses, cuando nos olvidemos de si hubo o no hubo debate y esto ya sea una realidad, una práctica, y haya personas que soliciten ayuda y efectivamente, los médicos hayan cambiado, aquellos que estén a favor y dispuestos, radicalmente su misión, que hasta ahora no era la de inducir a nadie a la muerte, ni siquiera aunque fuera por su propia voluntad", explica el religioso.

Para el director del Centro de Humanización de la Salud, la aprobación de esta ley supone la legalización de la 'cultura del descarte' de la que tanto habla el Papa Francisco: "Preveo que se produzca una atracción, una seducción de la muerte y un descarte hacia las personas con discapacidad, que no encuentran sentido porque se sienten una carga, porque se sienten solos, porque no están suficientemente atendidos, porque el sufrimiento no está acompañado con recursos económicos, médicos, psicológicos, espirituales...

"Para muchas de estas personas, la sociedad les manda el mensaje de 'usted puede retirarse. Puede pedir o, si no, déjelo por escrito y lo podrá pedir su representante cuando interprete el testamento vital. O bien, si no lo tiene, el mismo médico, cuando vea que es el momento, podrá decidir cuándo retirarle de la vida'. Esto es una cultura del descarte de las personas en medio de tanta fragilidad y vulnerabilidad", señala Bermejo.

Los grandes olvidados de esta ley son los cuidados paliativos: "Más o menos, la mitad de las personas que necesitarían cuidados paliativos en nuestro país no los están recibiendo. Pero tampoco es el argumento último, porque si España hubiera conseguido dar respuesta suficiente, paliativa, a las personas, particularmente al final de la vida, tampoco se podría argumentar a favor de que un ser humano decida dar muerte a otro porque se lo pide".

"Un argumento claro es primero empezar por los cimientos de acompañar y paliar el sufrimiento de las personas que sufren. Pero, aún cuando los tengáis esto arreglado, tampoco es lícito dar muerte a otra persona porque lo pida. Es una barbaridad desde el punto de vista ético, del derecho, sanitario y humano. La historia de la humanidad va a cambiar en estos países en los que esto está protegido por la ley", apunta el religioso camilo.

Bermejo señala que las instituciones religiosas ofrecen seguir siendo fieles al cuidado incondicional a las personas más frágiles de la sociedad: "Proponemos que se promuevan los cuidados paliativos, porque serían una respuesta para muchas de estas personas, la más adecuada, en cuanto que se encontrarían aliviados, consolados, acompañados, queridos, en una palabra, y con una respuesta humanamente a la altura de la dignidad intrínseca del ser humano".

"Decir que esto es 'muerte digna', la que ayuda al suicidio o la que procura la muerte directamente, es muy severo. Es secuestrar la palabra 'dignidad'. Como si no hubiera dignidad en otras formas de vida. Como si sólo se muriera dignamente cuando se decide cuándo. Esto son argumentos que no se pueden sostener. Nuestra experencia como religiosos de tantos años nos demuestra que son muchos los que mueren dignamente sin este proceso de 'ayuda médica a la muerte', sino siendo acompañados", ha dicho el religioso.