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Mi experiencia en París: diferencias y curiosidades

Recién llegado de mis pequeñas vacaciones a la capital francesa puedo afirmar que nuestros vecinos nos sacan bastantes años de ventaja en algunos aspectos. La envidia que nos tienen los franceses en el ámbito deportivo (dejando a un lado la reciente Copa del Mundo) es directamente proporcional a la que yo tengo de París (si no fuera por el dinero).

En este post os contaré mi experiencia en París, las cinco diferencias que vi de Francia con España y todas las curiosidades que vi en mi estancia en la capital francesa:

 

DIFERENCIAS

 

    1. El tiempo. La temperatura es más o menos similar. En Francia, al estar situado al norte de la Península, más alejado del ecuador, las temperaturas por el día son un poco más bajas pero por la noche se nota bastante el cambio. De hecho por la noche tenías que salir con una chaqueta porque hacía un poco de frío aunque se estaba muy bien en la calle. El primer día hizo bochorno por la mañana y llovió por la tarde, pero el resto de días hizo muy buen tiempo.
    2. La organización. Las calles de París no tiene nada que ver con España. Allí todo está super recogido, no hay basura por la calle, las pinturas de las casas no se caen a cachos… es otro color. Deberíamos respetar mucho más los espacios públicos y aprender de nuestros vecinos. Sin duda una de las cosas que más me han sorprendido.
    3. Los monumentos. Cada ciudad tiene su propia historia y de ahí sus monumentos, pero hay que ver lo espectacular y bonito que es París: la torre Eiffel, el Museo del Louvre, Moulin Rouge, la Basílica del Sagrado Corazón, la Catedral de Notre Dame, el río Sena, el Palacio de Versalles, el Arco del Triunfo… Si lo comparas, por ejemplo, a Madrid, la diferencia es abismal, ya que en la capital hay menos cosas que hacer y sobre todo menos espectaculares. Y todo esto sin hablar de Disneyland, uno de los destinos turísticos más importantes de Europa, sobre todo para los más pequeños.
    4. El precio. Una botella de agua en España te puede costar entre 60 y 90 céntimos y en París te pueden cobrar más de dos euros. Es una gran diferencia entre ambos países, para mí es la parte más negativa de vivir en Francia y un gran hándicap para los turistas.
    5. El transporte público. La red de metro es igual que en Madrid y cuentan además con una línea de autobuses y de tranvía. Este último es la única diferencia respecto a la capital española y aporta una nueva vía de transporte a la ciudadanía aunque es la que menos se use.

 

 

CURIOSIDADES

 

A lo mejor es porque nunca había salido de España y estoy acostumbrado a ciertas cosas en mi día a día, pero hubo cosas que me sorprendieron bastante de París. Para empezar, el metro es más antiguo que aquí. Las instalaciones en las estaciones son muy pobres, los cableados en la mayoría de paradas están sueltos y a la vista de todos. Los asientos creo que son más cómodos al ser sillas individuales y lo que más me ha extrañado es la rapidez a la que van los trenes. Sin exagerar, en menos de un minuto llegabas a la siguiente parada. Pero claro, rapidez y seguridad no van de la mano, por lo que el servicio de trenes en Madrid es mucho mejor a mi parecer. Además, otra curiosidad que vi es que puedes abrir la puerta del tren antes de haber parado mientras está apunto de parar. Se ahorra tiempo en todo, aunque como he dicho antes, es mucho menos seguro.

En Madrid estamos aburridos de ver en cada esquina una tienda de alimentación o bazar a los que llamamos «chino» para comprar chuches, patatas o cualquier tipo de comida rápida y que en su mayoría están dirigidas por personas de origen asiático. Pues bien, en París no hay ninguno. Durante los cinco días que estuve de vacaciones a duras penas vi una tienda de estas características.

Desconozco si a los franceses no les gustan los animales pero solo vi, literalmente, a cuatro perros por la calle. En España es raro no ver a decenas de perros paseados por sus dueños a cualquier hora del día. Es cuanto menos sorprendente. Además, tampoco vi ningún gato callejero, algo que en Madrid ocurre mucho.

Y por último y no menos importante, Disneyland. La magia, ilusión e inocencia que se respira es indescriptible. Da rabia saber que en España no tenemos algo así. Es recomendable al 100% para todos los públicos. Aunque está destinado sobre todo para los más pequeños, cualquier edad es buena para visitar este parque.

Os dejo con el ‘encantador de palomas’ que me encontré en los alrededores del Louvre:

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