El drama de la coparentalidad: poner en contacto a personas que no se conocen para tener un hijo

El Comité de Bioética de España alerta sobre la coparentalidad previa a la concepción. La práctica, extendida en países occidentales, convierte a los hijos en objetos

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La coparentalidad previa a la concepción consiste en que dos personas que no mantienen una relación de pareja, tengan un hijo. Y lo tienen a través de los vientres de alquiler. El Comité de Bioética de España publicó el pasado 16 de abril un informe sobre la coparentalidad previa a la concepción. Se alerta de las consecuencias de una práctica cada vez más extendida en Estados Unidos, Canadá, Francia o Reino Unido, y que se abre paso en España.

Consiste en que agencias intermediarias ponen en contacto a personas, aunque no se conozcan, para tener el hijo.

Julio Tudela, director del Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia. Para él, los peligros de esta práctica suponen instrumenatalizar al ser un humano, ‘’convertir al ser humano en un objeto de transacción para la satisfacción de un deseo personal. Una tragedia’’.

La lógica del mercado de las agencias intermediarias consiste en que ''todo puede ser objeto de intercambio por un precio'' y añade que la coparentalidad previa a la concepción ''desdibuja la responsabilidad parental y convierte al hijo o la hija en un bien de consumo’’.

‘’No es posible regular la copaternalidad esto de forma que no haga daño al hijo que tiene derecho a una familia’’.

En la mesa de tertulia, los acompañantes de Álvaro de Juana han querido comentar esta realidad: ''Son personas que sienten algo que no saben cómo canalizar. Y al final se adecúa de cualquier forma y las agencias sacan rédito’’ comenta Carlos Taracena.

Alguien puede decir ‘’esto a mí me conviene para crear un modelo social, sin entrar en conspiraciones, en el que la familia no es un núcleo estable y fuerte, sino relaciones basadas en contratos’’, comenta María Serrano.

La copaternalidad supone ‘’perversión’’, comenta el profesor Tudela. Una forma de ‘’custodia compartida’’, frecuente en divorcios, pero diseñada desde el principio entre personas que no tienen por qué tener una relación o ser amigos. Incluso ‘’las agencias ponen en contacto a personas que no se conocen’’. Es un contrato lleno de condiciones, pues hay muchos supuestos, como que uno de los criadores desaparezca.

‘’Lo ecológico es la familia, que un hijo es fruto de un abrazo amoroso’’, pero en este caso, '‘el hijo no es fruto del amor, sino de un deseo de poseer. El amor no es parte de la ecuación''. Tudela tiene claro que ''El hijo no tiene derecho a ser amado’’ y sentencia: ‘’Con esto no gana nadie. Nos seducen las novedades’’. Además, ‘’el primer amor que nos marca no es el que se nos procesa, es el que vemos en nuestros padres’’.

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