La Foto: "El poder no puede renunciar a la mentira y a la violencia, de otro modo no seguiría siendo el poder"

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Tiempo de lectura: 2' Actualizado 19:05

La foto que me ha llamado la atención hoy está tomada en una calle de Moscú. Cuatro hombres, dos de ellos con cascos y viseras, intentan inmovilizar a dos jóvenes delgados, espigados. Uno de los mozos tiene la cabeza entre las piernas de su compañero. Le tiran de los brazos y de las piernas. Está suspendido en el aire, con el tórax desnudo. El chico viste zapatillas de tela, los policías botas reglamentarias, el chico no tiene más arma que su convicción, los policías porras y cartucheras con pistolas. El chico tiene un calambre de dolor en la boca y los policías que le tienen pánico a las represalias se han vuelto crueles. El chico no quiere ir a una guerra en la que se lucha por algo en lo que no cree, el chico no quiere llorar a sus amigos abrazado a sus féretros por una guerra en la que no creen. Para hacerle desistir un poder sin rostro ha utilizado la violencia de la mentira desde que usaba pantalón corto. Un poder sin rostro ha hecho imposible las hazañas, la santidad y el heroismo. Pero no ha sido bastante. Cerros de noticias falsas no han podido sepultar el ardor de la injusticia que ha sacado a la calle al joven. Y ahora el poder tiene la forma de policías con visera. Están bien entrenados, no se trata solo de quebrar huesos. Se trata de que el chico, a través del dolor, entre en un jardín negro de invierno y dude, y no sepa, lo que vale. Se trata de que su corazón muera sofocado por un aire sin luz. El poder no puede renunciar a la mentira y a la violencia, a la eterna violencia, de otro modo no seguiría siendo el poder. Y el chico de la foto no puede renunciar a su libertad, ese es el poder de los que no tienen poder, esa es la fuerza frente a la arbitrariedad.