Salva Ballesta contó cómo ha sido uno de los días más extraños de su vida deportiva. Todo comienza con una llamada, cuando se encontraba camino de Vigo: "Me llama el presidente y me dice que hay mucha presión para que yo no sea segundo entrenador. No tengo nada en contra de ese grupo de aficionados, yo si no caliento en la banda el día que estuve en Balaídos, ni me entero. A Abel le doy gracias, y le deseo suerte, pero yo si tengo un equipo de trabajo, firmo con todo mi equipo. Puedo tener admiración por quien sea, a mí la política no me interesa."