Las farmacias rurales, obligadas al 'delivery' por la pandemia

Las farmacias son centros clave en esta pandemia

@carmenlabayen

Jefa de Sociedad, Nuevas Tecnologías y Casa Real en COPE

Tiempo de lectura: 3' Actualizado 11:55

Las farmacias son centros clave en esta pandemia. Las que están en pueblos pequeños aún más. En ellas profesionales como Patricia o Elvira se emplean a fondo para atender a varios pueblos al mismo tiempo. Durante la pandemia y debido al confinamiento y al aislamiento de muchos vecinos pusieron en marcha protocolos para llevar los medicamentos a domicilio. Todo un “delivery” a cargo de las boticas rurales.

Lo explica a COPE Elvira Sal del Río Arganza, una asturiana de 56 años, al frente de la farmacia de Valdeavellano de Tera. En este pueblo castellanoleonés encantador, de poco más de 200 habitantes censados, el pasado octubre se contagiaron 91 personas. La situación hizo que tuviera que estrenarse en la atención a domicilio.

“Con casi la mitad del pueblo contagiado y en comunicación permanente con la médica que atiende aquí tuvimos que trasladar la atención de la farmacia a las casas. A la hora de comer, les llamaba y les avisaba a todos de que iba a ir para que estuvieran pendientes del reparto de medicinas que les llevaba a domicilio”, explica Elvira.

Una situación difícil

Y es que la situación no era fácil. El origen del brote lo sitúan en el bar de Valdeavellano en una tarde de fútbol. “Creo que estaban viendo el partido y fue bastante rápido el contagio, la suerte fue que la mayoría de los casos fueron leves".

La excepción fue la residencia de mayores en la que murieron cuatro vecinos. "Todos se infectaron, habían estado muy protegidos en verano, pero en otoño también a ellos les tocó en esta segunda ola”, lamenta Elvira.

La residencia fue también el blanco prioritario de la COVID19 en la pequeña localidad de Jaulín, a 28 pocos kilómetros de Zaragoza. Allí sufrieron el coronavirus durante la primera ola y se vieron desbordados cuando se infectaron 40 residentes todos mayores y la mayoría con una salud precaria a los ayudó lo máximo que pudo. Al frente de esta farmacia que forma parte de las 1.200 que hay en España en poblaciones donde viven menos personas esta Patricia Molina.

Tuve la suerte de que al principio tenía mascarillas porque me las habían pedido una vez de una granja. Y al final yo tenía 50 o 60 mascarillas y se las di, pero te sentías un poco impotente porque veías que faltaba atención a esas residencias, el panorama estaba desbordado y esa fue una situación horrible” afirma.

Ante esta situación y, según cuenta a COPE, Patricia Molina se trasladó desde Zaragoza a vivir a la farmacia que había adquirido dos años antes de un traspaso y a la que acudía todos los días a trabajar.

“Lo puede hacer porque la farmacia tiene una pequeña casa dentro y también un almacén abajo, es pequeñita pero bastante acogedora y me instalé allí para estar más cerca de los vecinos” explica.

Para joven farmacéutica de 27 años “lo bueno de la farmacia rural es que las personas que vienen son siempre las mismas, conoces de memoria sus tratamientos, están al tanto también de sus vidas. Es una farmacia totalmente diferente y tienes mucho más tiempo también para dedicarles a cada paciente con su tratamiento y ayudarles a que estén bien. Es lo que necesitan en los pueblos que tienen pocos servicios porque al final son gente mayor”.

Justamente le preguntamos por el perfil de las personas a las que atiende, Patricia lo define así: “son personas que tienen varias medicaciones y son mayores, por encima de 70 años, viven solos o en matrimonio y se suelen valer bien por sí mismos, aunque algunos tienen alguna dependencia y necesitan ayuda”.

El ritmo de trabajo es con el paréntesis actual por la pandemia bastante tranquilo, “Aquí viene tres veces a la semana una doctora al consultorio, los lunes miércoles y viernes y entonces tengo más gente, pero, de media, vienen unas cinco o seis personas al día” explica Patricia.

Mientras atiende a COPE llega Mercedes. Interrumpimos un momento y Patricia hace lo que lleva haciendo desde hace dos años, escucharla y darle las medicinas que necesita. Con cuidado y la atención impecable de alguien para quien su trabajo es también una vocación.

Según el Consejo General de Farmacéuticos https://www.portalfarma.com/, en España hay 75.260 farmacéuticos colegiados, casi el 72% mujeres como Elvira y Patricia y en un 43,9% menor de 44 años. Hay 2.128 farmacias en municipios de menos de 1.000 habitantes y su labor combinada con la de los médicos y las autoridades locales siempre es importante y más en estos momentos.

Además de ser el principal referente sanitario y contribuyen a evitar la despoblación de los enclaves rurales. 7 millones y medio de personas, el 16 por ciento de la población española, viven en 6.676 municipios con menos de 10.000 habitantes.