CÓMIC NOVEDADES (Crónica)

"Saqueo", la onírica pesadilla del historietista Frederik Peeters

Con el trasfondo de un mundo apocalíptico, el historietista Frederik Peeters regresa con "Saqueo", un cómic que no necesita palabras porque las imágenes que narran esta historia, que recorre las situaciones más crueles y miserables del mundo real, le fueron "provocadas" por el Bosco, Truman Capote o Walt Disney.,Enfrentarse a "Saqueo", a la venta hoy (Astiberri), es un ejercicio de terrible belleza que quizá merezca más lecturas que dedos hay en una mano, ya

Agencia EFE

Tiempo de lectura: 3' Actualizado 10:09

Pilar Martín.

Con el trasfondo de un mundo apocalíptico, el historietista Frederik Peeters regresa con "Saqueo", un cómic que no necesita palabras porque las imágenes que narran esta historia, que recorre las situaciones más crueles y miserables del mundo real, le fueron "provocadas" por el Bosco, Truman Capote o Walt Disney.

Enfrentarse a "Saqueo", a la venta hoy (Astiberri), es un ejercicio de terrible belleza que quizá merezca más lecturas que dedos hay en una mano, ya que en cada página de este cómic o novela (los dos géneros están en él) Peeters (Ginebra, 1974) ha desplegado un sueño lúcido, o más bien una pesadilla: la de ver de forma cada vez más "clara" la "gran destrucción del mundo", según reconoce el autor en el prólogo.

Esa parte oscura de nuestra realidad que recorre y hace recorrer de la mano de un personaje amarillo fosforito que la inspiración le regaló tras leer "Voces de Chernóbil" de Svetlana Aleksiévich. Un hombre a medio camino entre un "caminante romántico y un mesías del apocalipsis", dice Peeters, que tiene como reflejo a un niño de agua en el que están depositados todos sus recuerdos de una catástrofe nuclear de la que tiene que salir.

Y por esos recuerdos son por los que se han cruzado también los que en otros tiempos reflejaron en sus obras los hermanos Strugatski, Pieter Brueghel el Viejo, Cézanne, Stanislaw Lem, Fréderik Pajak, Pablo Rubens o unos diabólicos Mickey Mouse inspirados en Walt Disney.

Artistas a los que se suman otros tantos, porque el autor también del multipremiado "Píldoras azules" se ha alimentado o ha cruzado su mirada con casi un centenar de creadores que el lector podrá ver o intuir con facilidad.

"La mayor parte de las veces, cuando reflexiono sobre un nuevo libro, hay un momento extraño, muy difícil de explicar a los demás, en el que los elementos vagos, confusos y flotantes de una sopa mental que burbujea constantemente en la cocina de atrás pasan de pronto a un primer plano, empiezan a brillar, a cambiar de textura, a cristalizar y a estructurarse de forma inesperada y muy clara", dice.

Considerado con uno de los autores más relevantes de la escena actual del cómic europeo, Peeters que en "Saqueo" se ha "liberado", ha eliminado el pretexto y ha reducido la estructura narrativa a una "esencia que encierra la poesía". Y así ha conseguido "abrir el grifo" para dibujar estas imágenes tal y como le han venido a la mente.

Y le vinieron casi de una forma "bulímica" que se ha nutrido de las escenas de "La caída de los condenados" de Rubens, los frescos del camposanto de Pisa, o sus recuerdos de un viaje a África.

Todo un totum rovolutum con una lógica propia, la de la huida del horror por parte de su personaje principal, que el ginebrino pudo organizar gracias a la ayuda de su editor, Daniel Pellegrino.

Un trabajo ingente éste que terminó cuando lo sintió, aunque reconoce que es difícil de explicar el momento en el que sintió que la obra estaba finalizada.

"La sopa mental deja de burbujear, las alforjas están vacías. Y, además -concluye- surge el placer de haber dado el poder a todas esas imágenes que parecían dormitar y acumularse en mi interior. Y de ver cómo aparece una nueva coherencia, hecha de choques y ecos, y que parece aportar cierta visión del mundo".

Una declaración con la que el autor deja claro que en este mundo que ha creado todo tiene una lógica y un orden, ése que domina el universo y que a veces, como demuestra en "Saqueo", saca también toda la falta de coherencia y respeto que tiene el ser humano con la vida. EFE