CINE IRÁN (Entrevista)

Massoud Bakhshi cuestiona la ética de los "reality shows" en el filme "Yalda"

El director iraní Massoud Bakhshi reflexiona sobre la ética de los programas de telerrealidad y el conflicto en Irán entre tradición y modernidad en su segundo largometraje, "Yalda, la noche del perdón", premio del jurado en Sundance y que llega el próximo viernes a los cines españoles.,"La película es una crítica a todo tipo de medios y redes sociales que invitan a juzgar al otro cuando no sabemos nada de ello, es algo horrible", dice a Efe Bakhishi en un

Agencia EFE

Tiempo de lectura: 3' Actualizado 13:03

Magdalena Tsanis

El director iraní Massoud Bakhshi reflexiona sobre la ética de los programas de telerrealidad y el conflicto en Irán entre tradición y modernidad en su segundo largometraje, "Yalda, la noche del perdón", premio del jurado en Sundance y que llega el próximo viernes a los cines españoles.

"La película es una crítica a todo tipo de medios y redes sociales que invitan a juzgar al otro cuando no sabemos nada de ello, es algo horrible", dice a Efe Bakhishi en una entrevista telemática desde Teherán.

Una mujer condenada por asesinar accidentalmente a su marido acude a un programa de televisión para obtener el perdón de la familia de la víctima y esquivar así la pena de muerte. A cambio del perdón, la familia obtiene una jugosa indemnización que se engrosa a base de mensajes del público vía SMS votando a favor o en contra.

Parece una premisa exagerada pero Bakhshi (Teherán, 1972) se inspiró en un programa real de gran audiencia de la televisión iraní llamado "Honey moon", que se canceló poco después de que estrenara su película en su país hace ahora un año.

"El programa real no trataba siempre de casos criminales, era sobre el perdón, podía tratarse de perdonar a un familiar tras una disputa, una pareja, pero los casos de mayor impacto eran los criminales", señala el cineasta.

En un país en el que rige la ley islámica y el "ojo por ojo" es una parte esencial, la propia ley concede a la sociedad civil el derecho de perdonar. "Es muy importante y a la vez contradictorio, el juez que firma una ejecución está obligado a acudir a la familia de la víctima para pedir el perdón", explica.

"El sistema es consciente de que la solución real pasa por eliminar la pena de muerte, pero la ley es religiosa y sagrada así que tratan de compensarlo extendiendo la cultura del perdón, de ahí este tipo de programas y muchas personalidades famosas, deportistas, actores, músicos, se implican en las campañas para salvar vidas".

El propio Bakhisi, de la mano de una ONG, decidió destinar los ingresos de su película en Irán a liberar a presos condenados. "Como es una historia de mujeres me habría gustado salvar a una mujer pero me explicaron que había que ajustarse a los plazos, reunir el dinero para salvar a alguien que estuviera a punto de ser colgado", indica.

Gracias a esta iniciativa se salvaron dos personas, una de ellas un joven de 30 años que cometió un crimen "no intencionado" en una pelea callejera con 13 años y que llevaba 15 en prisión esperando la ejecución. El otro caso resultó concernir al hijo de un miembro de su equipo, que tenía un taller que se incendió y una trabajadora murió dentro.

"Es el viejo que aparece sirviendo té en la película, no es actor profesional, es un hombre de clase muy baja y muy humilde, nunca me mencionó este problema con su hijo", subraya. "Cuando lo descubrí sentí que estaba escrito en algún sitio que yo tenía que hacer esta película, me siento feliz y orgulloso de su pequeño impacto social más que del éxito en festivales".

Bakhshi recuerda que su primer contacto con los "reality shows" fue en la Italia de Berlusconi, cuando estudiaba cine. "Recuerdo la imagen de los Cinecittà ocupados por las televisiones que producían ese tipo de programas estúpidos, era un símbolo de cómo la televisión invadía la cuna del cine italiano más grande de todos los tiempos, pero nunca pensé que fuera a ver ese fenómeno en mi país", admite.

Ha trabajado como crítico de cine, guionista y productor, y ha realizado doce documentales y cortometrajes antes de debutar en la ficción en la Quincena de Realizadores de Cannes en 2012 con "A Respectable Family", prohibida en Irán por su visión crítica de la corrupción administrativa y judicial.

Eso hizo que financiar esta segunda película, coproducción con Francia, le haya costado más de ocho años. "Hacer cine es complicado en general pero esta en particular ha sido especialmente difícil", reconoce.