Línea Editorial 2/06/2014

Misioneros: Los que siempre se quedan

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Tiempo de lectura: 1' Actualizado 09 may 2017

Esta semana ha vuelto a haber una masacre en la República Centroafricana, una nueva persecución contra los cristianos, que ha causado al menos 17 víctimas mortales en una Iglesia de Bangui, dedicada a Nuestra Señora de Fátima.Por desgracia, no es nada nuevo. El Papa Francisco repite con mucha frecuencia que hay más mártires hoy en día que en los primeros años del cristianismo. En el regreso del reciente viaje a Tierra Santa, el Papa recordó a los periodistas que hay países donde los cristianos tienen que simular que están tomando el té mientras celebran clandestinamente la Eucaristía. Es una desoladora realidad, frecuente, y en algunos países constante, aunque para muchos medios pase prácticamente desapercibida.El caso de la República Centroafricana es uno de los más dramáticos. El obispo de Bangassou, Monseñor Aguirre, lo ha denunciado en COPE en numerosas ocasiones, con relatos aterradores de odio y violencia, y con ejemplos concretos de cómo los cristianos, con el rosario en las manos, rezan para que la paz sea posible y llegue pronto.En esa situación tan terrible, el instinto humano, sin más, llevaría a salir corriendo. Sin embargo, los misioneros permanecen allí. A pie de obra, al pie de la cruz. Con la herida aún abierta por la nueva masacre ocurrida esta semana, los misioneros combonianos han dicho que ellos se quedan, que, como sea, continuarán, que no abandonarán la parroquia. No son superhéroes, ni insensatos que hayan decidido poner su vida en riesgo a toda costa. Son, nada más y nada menos, misioneros. Los que siempre están ahí, los que siempre se quedan junto a los más pobres, aunque sea para enjugar sus lágrimas.