TOROS | Descastada corrida de Fuente Ymbro

Iván Fandiño, al rescate de Fallas

El diestro vasco ha paseado la primera oreja de un matador de toros en la Feria de Fallas. Fandiño mostró aptitud y actitud durante todo el festejo.

Iván Fandiño durante uno de los quites realizados este viernes en Valencia. EFE

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Tiempo de lectura: 2' Actualizado 27 may 2017

Valencia, viernes 15 de marzo de 2013. 7ª de Fallas. Media entrada. Toros de Fuente Ymbro, desiguales de presentación y de juego descastado. Juan Bautista, saludos y silencio tras aviso. Matías Tejela, silencio en ambos. Iván Fandiño, oreja y ovación tras aviso. Iván Fandiño demostró cómo tiene que afrontar un torero su actuación en una feria como la de Fallas. Actitud. Actitud para entrar en quites, jugársela cuando es necesario y correr la mano como lo hizo el de Orduña para levantar los olés en los tendidos. Así, se rinde cualquier plaza. Y Valencia lo hizo ante la actitud y aptitud de Iván Fandiño durante sus dos actuaciones. De haber tenido más ganas de pelea el sexto ‘fuenteymbro’, a estas horas podríamos estar hablando de la primera puerta grande de la Feria de Fallas. Sin embargo, tanto este sexto como el resto de sus hermanos de camada, conformaron un encierro bajo de raza, con viajes geniudos y sin entrega. Solo la paciencia y técnica de Fandiño hicieron romper al tercero. Un toro que salió sin fijeza y que poco a poco, y gracias al encaje y pulso del torero de Orduña hicieron que tanto el toro como el público fuesen entrando en la faena. El valor, puesto al servicio del toreo, consiguió que surgiesen tandas a derechas mandonas más que profundas, atacando siempre al toro por abajo. Después, al natural y de uno en uno,  surgió torerísima una postrera tanda de buen trazo. La espada, en el sitio, hizo que cayese con toda justicia una oreja de ley. El sexto salió sin ganas de pelea y así siguió durante toda su lidia. El recibo por gaoneras con el toro con todo su poder y movilidad y la quietud del toreo resultaron de escalofrío. Pero después el toro plegó velas y le buscó las vueltas Fandiño por varios tercios del ruedo. Pero como decíamos, el toro había tirado las tres cartas mucho antes. Intentó darle fiesta en tablas pero hubo pocas opciones. La ovación camino de la puerta de cuadrillas al finalizar el festejo sonó a triunfo mayor y a reconocimiento. El resto del festejo y la actitud de sus dos compañeros de terna, fue diametralmente opuesto a lo mostrado por Fandiño. Juan Bautista sólo destacó en varias tandas templaditas, una por cada pitón pero demasiado espaciadas con otras menos logradas entre ambas. Con el cuarto, el de más cuajo y presencia del sexteto, toro y torero firmaron la paz y la faena no pasó de una funcionarial vulgaridad. Muchos pases y ninguno para el recuerdo. Quien dio argumentos a los que alzaron la voz en contra de su inconsistente inclusión en esta Feria de Fallas, fue Matías Tejela. A su primero, flojo y rebrincado por su escasez de fuerzas lo molió a trapazos destemplados. La gente llegó a pitarle por su insistencia en alargar el trasteo. Al quinto no quiso verlo de capote aduciendo un defecto en la vista del pupilo de Ricardo Gallardo. Tejela mostró demasiadas precauciones con un toro que sacó más genio que casta. La ligereza estuvo tanto en la muleta del diestro como en sus piernas. Siempre periférico, Tejela volvió a aburrir a las ovejas con otra faena de largo metraje que no llegó a ningún lado.