Arranca el Año Jubilar Lebaniego: "Jesús quiere ser para nosotros la Puerta verdadera que elimina los miedos"
El obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, ha pedido durante la homilía "entrar por la Puerta que es Jesús": "Salgamos de la comodidad y atrevámonos a llegar a todas periferias"
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El Monasterio de Santo Toribio de Liébana ha dado comienzo este domingo, 16 de abril, al Año Jubilar Lebaniego. La Puerta del Perdón se ha abierto con los tradicionales golpes de un martillo, simbolizando el esfuerzo que supone peregrinar, atravesar la puerta y pasar al otro lado. Será la 74º edición de un año jubilar desde que el Papa Julio II, el 23 de septiembre de 1512, autorizó para que se siguiera celebrando el Jubileo de Santo Toribio. A lo largo de la historia diferentes papas han ido ratificando de manera temporal la indulgencia plenaria o parcial hasta el Papa Pio IX, el 4 de septiembre de 1872, concedió la perpetuidad de la indulgencia plenaria a la Cofradía de la Cruz del monasterio.
Todas estas gracias y privilegios fueron ratificados por el Papa Pablo VI el 25 de septiembre de 1967, que concedió la indulgencia plenaria para todo el Año Jubilar Lebaniego. Año en el que se abre la Puerta Santa del cenobio, la Puerta del Perdón y con ella los 365 días de indulgencia plenaria, perdón y renovación.
Ha sido a las 12.20 cuando el obispo ha declarado inaugurado el Año Jubilar Lebaniego. "¡Peregrinos! ¡La Puerta del Perdón se nos abre, caminemos a contemplar el amor de Dios, expresado en el Santo Leño de la Cruz de Cristo! ¡Que, marcados por la Cruz del Señor, construyamos un mundo de amor y justicia, mientras peregrinamos a la casa del Padre!", ha orado.
Posteriormente, ha procedido a llevar a cabo el ritual simbólico de golpear tres veces la Puerta con un martillo antes de su apertura, dando así inicio a este nuevo Año Jubilar Lebaniego. Tras arrodillarse junto a la entrada del templo, el obispo ha marcado la entrada de las autoridades religiosas, civiles y militares en el templo para dar inicio a la Misa del Peregrino, presidida por la reliquia del Lignum Crucis. Una vez que los fieles han entrado en el templo, el obispo ha impuesto incienso en el turíbulo y ha incesido la Santa Reliquia y el altar.
Manuel Sánchez Monge, obispo de Santander, preside la Solemne Celebración Eucarística y durante la homilía ha recordado como en el Evangelio de este domingo recordamos “dos manifestaciones del Resucitado”. En la primera, Jesús “se presenta ante la comunidad reunida en el Cenáculo y les regala los dones de Pascua, la paz y la alegría”. Posteriormente, “les regala el poder de perdonar los pecados y luego les envía a la misión”, ha recordado el obispo. En la segunda manifestación, Jesús ayuda a Tomás, incrédulo, “y le permite comprobar en su cuerpo las llagas gloriosas”.
Manuel Sánchez ha subrayado como el Año Santo Lebaniego “es un acontecimiento de gracia que tiene primordialmente una finalidad religiosa […] este Año Santo vamos a considerar la belleza y los compromisos que conlleva haber sido marcados por la cruz del Señor”.
El Monasterio de Santo Toribio de Liébana alberga el mayor trozo de madera de la Cruz de Cristo: “Nos hemos acostumbrado a ver la cruz en nuestras iglesias, en las casas, en los cementerios y muchas veces no nos dice nada. Hacer la señal de la cruz no puede convertirse en un gesto rutinario. Pero la Cruz es una verdadera cátedra donde los cristianos descubrimos al Dios en quien creemos. Un Dios trascendente y al mismo tiempo cercano”.
Centrando la primera parte de su homilía en el significado de la Cruz, el obispo de Santander ha subrayado: “
. Y con un amor total, fiel y capaz de llevarnos a la vida verdadera y plenamente feliz”. Para Manuel Sánchez, “
. La única respuesta a la realidad del sufrimiento que siempre nos llega de una forma u otra nos la da Aquel que ha muerto en la cruz gloriosa.
”.
Por último, recordando esa apertura de la Puerta del perdón, el prelado ha pedido entrar “por la Puerta que es Jesús” y ha invitado “a entrar a todos los hombres”: “Jesús quiere ser para nosotros la Puerta verdadera que elimina los miedos y nos lleva al corazón del Padre. Hagamos una Iglesia de puertas abiertas como nos pide el Papa Francisco”.
“Salgamos de la comodidad y atrevámonos a llegar a todas periferias geográficas o existenciales en las que es necesario que entre Jesucristo para regalar su Luz y su Vida”, ha subrayado Monge.