El texto de David Beriáin que utilizaban de ejemplo en la universidad y refleja el cariño por su familia
David y su compañero Roberto fueron secuestrados y asesinados en Burkina Faso, donde se encontraban realizando un documental contra la caza furtiva en el país africano
Publicado el - Actualizado
4 min lectura
Los dos periodistas españoles, que fueron secuestrados este lunes tras sufrir un ataque en el este de Burkina Faso, han sido asesinados. David Beriáin y Roberto Fraile se encontraban en Burkina Faso realizando un documental contra la caza furtiva en el país africano.
Amigos, profesores, profesionales, conocidos y desconocidos se han pronunciado ante el asesinato de David y Roberto en las redes socailes: "Llevo llorando varios minutos", "un periodista de los pies a la cabeza", "para lo que queráis", "periodismo de un nivel superior", "deja una profunda herida en el corazón"... Miles de personas lloran la muerte de los dos periodistas españoles que fueron secuestrados este lunes.
Un antiguo profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, profesor de David y amigo íntimo, Paco Sanchez, les entregó a los alumnos del Máster en Producción Xornalística e Audiovisual (MPXA) un texto del periodista David Beriáin. En 'Aleluya' hemos hablado con Manu de La-Chica, antiguo alumno de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, y nos ha explicado que Sánchez invitaba todos los años a David al máster. El tuit que publicó Manu hace un año está llenando de emociones en la red social.
El año pasado Paco les dio un texto que escribió el periodista, en la que compartía una historia que vivió hacía unos meses. Manu ha confesado que en ella se reflejaba muy bien cómo era David: "Una persona muy normal y muy sencilla. Se ve el cariño de David por su familia y su tierra".
"La noche del 28 de marzo hacía un frío de perros en la frontera de Turquía con Irak y en el faso fondo del camión en el que viajaba no me podía mover", comienza. Cuando se paró el camión, David cuenta cómo podía oir los pasos de un soldado turco dirigiéndose hacia donde estaba escondido: "El tipo dijo algo en turco y preparó su arma. Casi pensé que aquello era el final", remarcó.
Después de contar lo ocurrido, muchas personas le preguntaron qué sentía y en qué pensaba en aquel momento: "Yo siempre contesto lo mismo: No sé por qué, pero pensaba en las lentejas de mi abuelita". "Las lentejas de la abuelita nos hablan de las lecciones aprendidas", escribía David. También, remarcaba que "hasta en las cosas más pequeñas de la vida hay formas y formas de hacer las cosas. Y que puestos a hacerlas, más vale hacerlas bien".
"Seguramente, aquel día, entre trabajo y trabajo, quizás después de cocinar sus lentejas, la abuelita habría hablado con Dios y le habría pedido a Santa Rita que me mantuviera vivo un día más. Y eso, no sé para vosotros, pero para mí es el mejor seugro de vida que uno puede tener. Porque yo sé que en los oídos gigantes de Dios, su voz resuena más fuerte que la de todis nosotros juntos", concluye David.
La razón por la que David Beriáin "bautizó" a su productora con el nombre de 93 Metros
David Beriáin (Artajona, Navarra, 1977) era el director de la productora 93 Metros desde su fundación en 2012. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra, era reportero y director de documentales, con trabajos tan afamados como Percebeiros (finalista al Goya), Afganistán, Españoles en la ratonera; Congo, tierra violada; Los guardianes de Chávez y Baby Sicarios.
Su productora, 93 Metros, está especializada en grandes formatos documentales y en “encontrar y contar grandes historias que reflejan la realidad más radical, intensa y emocionante”. La revista cultural y de cuestiones actuales de la Universidad de Navarra, 'Nuestro Tiempo', entrevistó en 2017 a David Beriáin.
En aquel momento explicó qué le llevó a "bautizar a la productora con el nombre de '93 Metros' "Mi productora se llama 93 Metros porque la fundamos cuando mi abuela murió. Mi abuela Juanita era la matriarca de los Beriain. Murió con 98 años dejando tras de sí una huella de cariño y de entrega espectacular. Todos le teníamos devoción, con todo el sentido del nombre, y a mí, por ser el periodista, me tocó escribir unas palabras. Y noventa y tres metros es la distancia que hay entre la que era la puerta de su casa y el banco de la iglesia donde ella rezaba. No salía de ahí nunca. Jamás", confesó David Beriáin.