Pilar G. Muñiz: "Ángel, policía jubilado con 45 años por los daños en las protestas del Procés"
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Hay quien da por enterrado el Procés tras los resultados electorales en Cataluña de este domingo. Desde luego los partidos independentistas se han llevado un buen batacazo.
Hay quien piensa que hay un punto y final, que la estrategia de Pedro Sánchez ha domado o desarmado al independentismo. Siendo realistas, estamos más bien ante un punto y aparte. Puede que se cambie de párrafo pero la historia se sigue escribiendo con los mismos protagonistas. Los Puigdemont, los Junqueras, Esquerrra, Junts. Esos nombres siguen teniendo su predicamento en la política nacional, y mucho.
Hoy mismo el Senado, con mayoría del PP, vota su desaprobación a la Ley de Amnistía. Esto solo va a retrasar los trámites porque la ley se aprobará a finales de este mes de mayo, el día 30, cuando llegue al Congreso en segunda vuelta. A partir de ahí empezará otro capítulo judicial porque seguramente habrá recursos en diferentes instancias españolas y europeas.
Precisamente la justicia es otro de los protagonistas de la convulsa historia del Procés. Aquí también tenemos un punto y aparte. Tras la sentencia del Supremo en 2019, que condenó a los líderes independentistas, estalló un movimiento de protesta.
Uno de los cauces para coordinarlo fue Tsunami Democrátic, una plataforma independentistas que aglutinaba a miles de personas. Las protestas se extendieron por toda Cataluña y el punto álgido llegó el 18 de octubre de 2019.
Es el caos, el grupo más radical de manifestantes trata de romper los cordones de seguridad que protegen los accesos a la Jefatura Superior de Policía Nacional, en la Via Laietana. El punto de choque es la plaza de Urquinaona. En medio de contenedores ardiendo, los antidisturbios comprueban que no solo les lleven botellas o piedras desde tierra sino también desde ventanas o azoteas.
Ángel Hernández era uno de los agentes que participaba en el dispositivo policial. Le ha contado a Carlos Herrera que entre la lluvia de adoquines, botellas o cócteles molotov. no podían moverse. Al final recibió varios impactos, entre ellos el de una losa que le cayó desde gran altura y le rompió uno de los brazos.
Hoy, con 45 años, Ángel está jubilado por incapacidad. Esta mañana, él y su compañero Iván (que acabó en coma por un golpe en la cabeza), han declarado en la Audiencia Nacional como testigos. Precisamente en el caso Tsunami Democratic donde el Juez investiga la responsabilidad de una decena de políticos independentistas (incluidos Puigdemont o Marta Rovira) en la organización de esta plataforma y si pudieron evitar los actos violentos y no lo hicieron más bien todo lo contrario. En el centro de la cuestión está dilucidar si estos actos pueden o no considerarse como una forma de terrorismo.
Ambos policías, Ángel y su compañero Iván están también personados como acusación, aunque saben perfectamente que una ley de amnistía se está cociendo y se pueden quedar con el plato más amargo el de la sensación de injusticia.