Hermann Schreiber es un octogenario alemán, afincado en Vigo desde hace ya muchos años. El es el protagonista de una de esas historia amables que nos está dejando el confinamiento. Padece alzhéimer, al igual que su mujer, y como todos permanece en su domicilio vigués durante este periodo de estado de alarma. 

Pues bien, cada día, como muchos otros, sale a su balcón, armónica en mano y deleita a todos sus vecinos con su música. Toca el instrumento desde bien pequeño. Lo curioso y bonito de esta historia es que Hermann cree que los aplausos desde las ventanas de la ciudad olívica son la manera en la que sus vecinos le agradecen que cada día les amenice con su armónica. Hermann no duda en ofrecerles un recital con su armónica, ese instrumento que siempre le acompaña.

Su cuidadora, Tamara Sayar, le ha hecho creer que los aplausos que cada día, a las 20 horas, se repiten en las calles de Vigo son en su honor.

La persona que cudia de él y de su mujer, que también padece alzheímer, les ha hecho creer que los aplausos se los dedican a él. De hecho, en uno de los videos que ha compartido Tamara Sayar, la mujer que les asiste, se puede escuchar "pedazo concierto, eh, Hermann", "¿Ves? Te has puesto nervioso. Esta sanitaria graba cada uno de los conciertos de Hermann Schreiber. ”No sé si he creado un monstruo, porque ahora Hermann ensaya todo el día”, cuenta Tamara emocionada a Efe, y no duda en confesar el enorme cariño que siente hacia el intérprete al que el estado de alarma no frena.