La reconquista de las tierras de Vejer y otros lugares de la comarca gaditana de La Janda como la vecina Barbate no fue sencilla. Y la repoblación tampoco. Fue por ello que el rey Sancho IV, necesitado de apoyos en una zona de peligros fronterizos tales como los que el siglo XIII ofrecía en tan inestable zona tan cercana del Estrecho, se vio precisado de hacer ciertas concesiones especiales con el fin de incentivar la llegada de nuevos pobladores cristianos tras siglos de ocupación musulmana.

Así llegaron los privilegios fiscales necesarios pero también los lotes de tierras que alcanzaban sus nuevos explotadores sin la obligación de dar cuenta a señor alguno. El atractivo causó el efecto deseado y así se consolidó la población en base a la cual, y al paso de los siglos, el pueblo consiguió salir adelante. Y con él las familias que se hacían cargo de las denominadas 'hazas' o parcelas que, en cualquier caso, obedecían a titularidad comunal, como propiedad del concejo de vecinos.

Las mencionadas tierras mantienen hoy en día esta titularidad y su explotación observa un sorteo cada año bisiesto que, como el de la Lotería Nacional de Navidad, tiene lugar también el 22 de diciembre. Son 232 hazas y se trata de someter al azar qué vejeriegos podrán explotarlas durante un plazo de cuatro años. El sorteo es, con sus bombos y chicas revestidas de cobijadas (traje típico de la localidad), todo un espectáculo anual que hace de la tradición y la historia un atractivo más que ha obtenido este año la condición de Bien de Interés Cultural (BIC).

EL COLONO DEBE ESTAR EMPADRONADO EN VEJER

Cada colono afortunado trabajará una o dos hazas propiedad del común de vecinos, mediante un contrato de arrendamiento y conforme al reglamento. Como requisito indispensable para participar en este sorteo, que se celebra el 22 de diciembre cada cuatro años, el colono debe estar empadronado y haber nacido en Vejer de la Frontera, excluyéndose los agraciados en sorteos anteriores. Es un ritual festivo que permanece libre de intereses particulares, alejada de intentos de reparcelación, expropiación o apropiación indebida.

El Sorteo de las Hazas es un hecho cultural que involucra a todo el pueblo, cuyos vecinos viven emocionados el sorteo y los preparativos previos al mismo desde el momento del 'embolao' o introducción de las bolas de las hazas y los vecinos en sus respectivos bombos, hasta el sorteo en sí, sin olvidar los bienes muebles utilizados en el ritual, como el bombo de los vecinos, el de las hazas, las bolas, las tablillas, el padrón de los vecinos, los reglamentos, las actas de los sorteos o los documentos del pleito entre Juan Relinque y los vecinos de la villa de Vejer.

Relinque, con escultura en el casco histórico, fue un humilde campesino del siglo XVI que se rebeló contra el duque de Medina Sidonia que quiso apropiarse de estos terrenos del pueblo y lideró una lucha que permitió que esta lotería se haya hecho de forma continua, los años bisiestos, desde hace 450 años. En 1835, el sorteo de las Hazas de la Suerte también logró esquivar la Desamortización de 1835 gracias al que entonces era su alcalde, José de Luna.

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