2ª FERIA DE SAN MIGUEL
Sebastián Castella, a hombros por la Puerta del Príncipe de la Maestranza
Castella, con tres orejas, abrió la Puerta del Príncipe de la Maestranza. Talavante fue silenciado y Roca Rey aplaudido.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Se ha mostrado reflexivo y profundo. Ha mantenido una calidad notable con la que superó cualquier dificultad que le plantearon su toros. Su capacidad para hacer el toreo ha sido obvia, y todo ello dicho con una sobriedad verdaderamente emotiva. Además, su interpretación del toreo ha sido a la vez clara y precisa. A veces de muletazos aligerados, pero con destalles vivamente emotivos que remitieron a una formas brillantes sin recursos efectistas. A ejecutar un toreo con el que encontró acomodo dentro de ese discurso artístico construido, por momentos, de contenidos intensos que dieron lugar a ambas obras válidas para conseguir su ansiada salida por la Puerta del Príncipe. Excesivo premio, quizá, para un toreo que nunca llegó a alcanzar la rotundidad de los sublime.
Sebastián Castella ha logrado su objetivo en otra tarde de inusitada expectación y calor excesivo. Le devolvieron su primer toro por invalidez manifiesta, y en su lugar salió “Soleares”, un sobrero del hierro titular de Victoriano del Río encastado y bravo, al que el diestro francés lo recibió por verónicas, intercaladas con chicuelinas, dejando tarjeta de presentación de una lidia, basada en la ligazón, en la que el toreo diestro combinado con el natural definieron una faena de templados muletazos rematados con excepcionales pases de pecho. Un serie final diestra, muy encajado el torero, alcanzó alta nota antes de rubricar su obra con emotivas manoletinas. Pinchó antes de hundir la espada, pero la oreja fue premio a lo hecho.
Otro buen toro fue el cuarto, encastado y con la exigencia de unas embestidas complicadas. Sebastián le bajó la mano, mandó la acometida con muletazos profundos e hilvanados mezclados con cambios de manos y ayudados por bajo que calaron de inmediato en los tendidos. Quizá lo hecho pecó de excesiva ligereza, no obstante, las últimas series diestras en redondo, ligadas y mejor templadas, junto al arrimón final y la estocada trasera con la que se deshizo del buen toro, provocaron la excesiva petición que el palco presidencial aceptó. Dos orejas, y la Puerta del Príncipe para el torero francés que, de inmediato, le vale para repetir mañana sustituyendo al lesionado Morante.
A Castella le tocaron en suerte los dos mejores toros de un encierro de Victoriano del Río que mostró altas dosis de mansedumbre. Alejandro Talavante tuvo escasas opciones de triunfos con sus dos toros. El segundo acusó su falta de fondo y se vino abajo en los inicios de faena. El diestro extremeño sí pudo lucirse con un par de verónicas y una media de exquisito gusto. Después nada pasó, vanos intentos con ambas manos para acabar de estocada. El quinto fue un toro malo, a la defensiva y sin una pizca de calidad en sus embestidas. Alejandro lo macheteó por la cara y acabó con él de un espadazo en los bajos.
Resulta difícil, probablemente incluso imposible, encontrar entre los jóvenes llegados al estrellato en los últimos años, uno más impulsivo, ambicioso y capaz de desplegar un pasional toreo como Roca Rey. Sin embargo, hoy se topó con dos mansos con los que su esfuerzo por doblegar las complicadas embestidas resultaron vanos. Al tercero, aquerenciado y sin clase, le bajó la mano y mandó en la acometida hasta conseguir series diestras templadas y ligadas, Con la izquierda no tuvo opción. Con una estocada desprendida lo finiquitó.
También acuso su mansedumbre el sexto, al que logró torear con profundidad con la diestra y muleta arrastra. Incluso el natural de mano baja lució en una serie de poder y mando. Recurrió a su toreo encimista sin conseguir su objetivo. Con el aceró pinchó.