Los procedimientos de familia se eternizan y los perjudicados son los menores
Ana y Alfonso no ven a sus nietas desde hace 18 meses; les archivaron una denuncia de su yerno y todavía no han vuelto al régimen de visitas
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Alrededor de medio millón de menores están afectados por procedimientos de familia. Procedimientos que pueden afectar a la pensión alimenticia, al régimen de visitas, a la custodia, y a un largo etcétera. Procedimientos que no son fáciles y que en muchas ocasiones se eternizan por la cantidad de recursos que se presentan ante resoluciones que no gustan a alguna de las partes.
Vivimos en un estado muy garantista. Pero el peor dato es que, en muchas ocasiones, una sentencia ganada tarda casi tres años en ejecutarse, en hacerse realidad, 34,9 meses para ser exactos. Son datos del CGPJ relativos al año pasado publicados en el mes de julio.
En ocasiones hay padres que pueden tardar un año en ver a sus hijos o hijos que no tienen alimentos hasta que pasan uno o dos años, nos cuenta la abogada de Familia Lola López Muelas. Pero ha habido casos mucho más largos, como el de una madre que tardó cuatro años en cobrar 64.000 euros de la pensión de alimentos de sus hijas o un padre que tardó seis años en ver a las suyas, según datos de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA).
La Justicia es demasiado lenta en cuestiones de familia y todo viene de lo mismo, dice López Muelas, viene de la falta de medios, no se presta atención a las familias, que son un pilar importante de un país.
Uno de estos casos, un caso doloroso, es el de Ana y Alfonso. Llevan más de año y medio sin ver a sus nietas, de siete y ocho años. Su hija murió a los 23 años, en 2018, y el yerno enfrió la relación, se alejó de sus suegros, espaciaba los encuentros entre nietas y abuelos. Tuvieron que acudir a la Justicia para ver a las niñas.
Tenían un régimen de visitas y las pequeñas estaban felices con sus abuelos. Pero el padre de las niñas presentó una denuncia por abusos, presuntamente abusos de un tercero en casa de los abuelos, y automáticamente se paralizó el régimen de visitas. Esa denuncia, por la vía penal, se archivó en marzo y no se reactivó el régimen de visitas. No saben por qué. El problema es que ese caso está en un juzgado mixto, no en uno especializado, de familia, no hay en la localidad en la que viven.
Y para colmo, ha habido cambio de juez, de funcionarios, y se han sucedido las huelgas de letrados judiciales y de funcionarios. Todo eso ralentiza más nuestra lenta Justicia.
El abuelo, Alfonso, dice a COPE que lo único que quieren es ver a las niñas. Han llegado a pensar que “hay una mano negra que paraliza su caso”. Hay algo raro que no entienden, nos dice. Está toda la documentación en el juzgado, pero no entienden por qué no le llega al juez para que reactive el régimen de visitas. Su mujer, Ana, nos dice lo mismo, no entiende qué pasa. “Se está haciendo mucho daño a las niñas, la Justicia no se está portando bien ni con nosotros, ni con las niñas”.
Las niñas querían mucho a sus abuelos, y se lo pasaban muy bien cuando estaban juntos. Pero ahora, cuando las ven de lejos, por la calle, ellas no se atreven a mirar, el padre se lo impide.
“Ya no se trata del derecho de los padres, sino del derecho de los niños”, nos dice la abogada de Ana y Alfonso, Lola López Muelas. Los niños tienen todo el derecho de ver a sus progenitores y a sus abuelos, y no pueden por la lentitud de la Justicia y la falta de especialización en los juzgados. De la misma opinión es Mariló Lozano, presidenta de la (AEAFA).
“La Justicia está verdaderamente muerta, no le interesa absolutamente a nadie, a ningún gobierno, no da votos, y se mete en un cajón”, manifiesta. Añade Lozano que lo más importante que mueve un país es la familia, y es fundamental mantener su bienestar y resolver sus problemas. El Estado no le da su papel.