En el segundo trimestre del año el PIB ha caído un 18.5% coincidiendo con la vigencia del estado de alarma.

No es menos que para alarmarse ya que es la mayor caída de la historia en España desde que se tienen registros.

¿Sorpresas? Ninguna. Lo peor de la pandemia sigue haciendo estragos. En abril, mayo y junio nos encontramos con una realidad desoladora con el cierre total de comercios y servicios, y caída de las importaciones y exportaciones, lo que se traduce en la caída del 25% del consumo.

Otro dato que sale a la luz son las horas trabajadas que refleja una caída del 21%, lo que nos da una pista del comportamiento del empleo y que como se conoce no es nada bueno.

Todos estos datos van en la línea de lo que ya preveían los organismos internacionales, pero España lo hace duplicando las cifras de Alemania, por ejemplo. Un panorama nada alentador si tenemos en cuenta que nuestra economía depende mucho del turismo, sujeto a la temporalidad, y que no augura una temporada triunfante ante los rebrotes.