A doce días vista para la constitución de los ayuntamientos, el día 15 es la fecha tope, los pactos de gobierno siguen verdes y dos de los partidos del centro derecha, Ciudadanos y Vox, implicados en la gobernación de varias comunidades y un número importante de ayuntamientos, están estirando la cuerda. No sé si hasta romperla y permitir que gobierne la izquierda, cosa que sus votantes jamás se lo perdonarían, o una vez tensada hasta el límite terminaran cediendo y haciendo de la necesidad virtud.

De momento, ni Ciudadanos ni Vox están por la labor de abordar con pragmatismo unas negociaciones a tres que el PP intenta posibilitar para fraguar acuerdos y gobiernos. El partido de Rivera se ha reafirmado hoy en rechazar la negociación con VOX para formar gobiernos en ayuntamientos y comunidades y sólo quiere hacerlo con el PP como socio preferente y, de forma excepcional, con el PSOE. No quiere mesas a tres y sí a dos solo con el PP. Pactos a la andaluza con Vox entendiéndose por su cuenta con el PP y apoyando desde fuera. Fórmula que el partido de Abascal rechaza amenazando con dejar que gobierne la izquierda. Hoy mismo en esta estrategia de la tensión poselectoral en la que están instalados ambos partidos,Vox se ha descolgado con la seria advertencia de tumbar los presupuestos de la Junta de Andalucía al anunciar una enmienda a la totalidad de las cuentas públicas presentadas por vez primera por el gobierno de Juanma Moreno.

En los próximos días veremos si todo esto es una simple demostración de fuerza, una exhibición de poder y dependencia o un ejercicio de dignidad mal entendida capaz de arruinar gobiernos de centro derecha municipales y autonómicos hasta el extremo de posibilitar que Carmena siga en el ayuntamiento de Madrid, que Gabilondo se haga con la Comunidad y que ayuntamientos de Andalucía, Castilla La Mancha, Castilla y León o Valencia tengan alcaldes socialistas porque Ciudadanos y Vox así lo han querido. El PP, mientras tanto, se esfuerza por buscar cauces de entendimiento y se mantiene a la espera. Los votantes también. Y veremos como reaccionan si esa situación descabellada se diera.