SANTORAL 17 JUNIO

El hombre al que la cojera no le impidió ser santo

San Alberto Chmilowsky fundó asilos para los pobres y marginados. A pesar de su cojera, fue ejemplo de entrega

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La bondad de Dios se muestra en muchos de sus miembros que viven un proceso de Fe y fidelidad en lo que les toca. Y no se podría decir “a pesar de las tribulaciones” sino “además de las tribulaciones” porque ellas acercan al Señor de una manera más sencilla pero segura. Es lo que le sucedió al Santo de hoy, San Alberto Chmilowski. 

Nacido cerca de Cracovia y de padres nobles, cuando mueren, su familia le da una buena formación. La Fe y la vida no se separan sino que se muestran muy unidas en la educación. Durante los estudios en su tierra, participó en la insurrección contra los zares. Era una experiencia dura que le dejó una marca que nunca se le olvidaría porque perdió una pierna. 

Tras cursar ingeniería y pintura en Bélgica y Munich, retorna a Polonia. Allí quiere plasmar lo que había aprendido en los estudios y ser un artista cristiano y de testimonio. Alberto entonces ingresa en los jesuitas, pero abandona el proyecto por su salud. Los mismos superiores se lo aconsejan. Entonces, toma contacto con los necesitados y funda los Siervos de los pobres, así como la rama femenina del carisma. 

La estela de San Francisco de Asís vuelve a perfilarse en el horizonte. Muchos son los asilos que se abren para pobres, mutilados y personas excluidas. Su fortaleza surge del amor a la Eucaristia como Fuente de entrega por los demás. San Alberto Chmielowski muere en la Navidad de 1916 en Cracovia. San Juan Pablo II beatificó y canonizó a su paisano.

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