La prueba de amor al prójimo al corregir a quienes hacen el mal, protagonista en el Evangelio de este domingo

El periodista y sacerdote, Josetxo Vera, nos da las claves del Evangelio de este domingo en 'Chateando con Dios'

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Si alguien nos pregunta cuál es el centro de la vida cristiana o el mandamiento principal de la ley, más o menos sabríamos contestar de qué va esto de la vida cristiana, pero otros igual no lo saben. El Señor lo deja claro en la pregunta que le plantean: consiste en amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a uno mismo.

En la carta que escribe San Pablo a los romanos, y que este domingo se escucha en la Segunda Lectura de la misa, cuenta que amar es ya cumplir la ley entera. Que quien ama al prójimo, cumple la ley entera. Y es que amar ya implica no robar, ser fiel a la esposa, no mentir, no matar, no pelearse, respetar a los padres...

Estamos en un tiempo complicado con motivo del inicio de curso, cuando se amontonan las tareas. Pero nosotros los cristianos nos lo tenemos que tomar como un tiempo ilusionante. En estas circuntancias nada fáciles, en las que además del inicio hay miedo a la pandemia, tenemos que poner encima de la mesa el valor de una forma de amar al prójimo, que es el cuidar. Cuidar es una forma de amar a quienes están cerca. Es una expresión visible del amor hacia ellos.

Pero existe otra forma de manifestar el amor al prójimo, que es más complicada, y es lo que escuchamos a Jesús en el Evangelio de este domingo, que es corregir a quien hace las cosas mal. Dios, en la Primera Lectura, le pide a una persona que si descubre a alguien malvado haciendo el mal, le tiene que corregir. Si no le corrige, esa persona morirá por el mal que hace, pero el responsable de su muerte será quien no le corrigió. Es decir, Dios nos hace responsable de lo que hacen los demás, porque las personas se construyen en sociedad, no en soledad. No podemos ser indiferentes.

Por tanto, es necesario corregir y que las personas hagan el bien. Esto es una expresión de amor, porque solo te corrigen los que te quieren de verdad, mientras que los demás se ríen de ti o te critican por las espaldas. El Señor dice que si cuando corriges a alguien pero no te hace caso, le pones ante otro testigo o renuncias a él si no quiere mejorar o renunciar al pecado.

Cuesta mucho recibir la corrección, porque es difícil aceptarlo. El Señor, en estas lecturas del domingo, nos habla de amor al prójimo, que se manifiesta en el cuidado y en corregir a los demás.

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