Las palabras de Jesús al apóstol Tomás: "Aquí tienes mis manos, mete tus dedos, aquí tienes mi llaga”

En 'Chateando con Dios', el periodista y sacerdote Josetxo Vera te da las claves del Evangelio de este domingo 

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A lo largo de la historia, a Dios se le ha llamado con muchos nombres distintos. Él mismo manifestó que se llamaba "Soy el que soy", cuando le dijo su nombre a Moisés. Nos da distintos nombres par conocerle un poco mejor. El Papa Francisco comentó en uno de sus libros que el nombre de Dios es Misericordia. Y es que misercordia es el nombre de Dios en la Tierra, es su presencia en la Tierra. Es el Dios que nos mira con benevolencia en medio de nuestras pobrezas, pecados o debilidades. Nos mira con benevolencia y muestra su misericordia.

Hubo una religiosa polaca del principio del siglo XX, Santa Faustina Kowalska, que recibió una revelación de Dios para que difundiera en el mundo la Divina Misericordia, que es ese rasgo característico de Dios con nosotros, su misericordia, su amor, su mirada cariñosa a cada uno de nosotros. 

El Papa San Juan Pablo II conoció esta devoción en Polonia, la reconoció y la hizo suya, proponiendo celebrar esta fiesta de la Divina Misericordia en el segundo Domingo de Pascua. Y lo hacemos con alegría y especial confianza del Señor.

El relato del Evangelio con el que nos encontramos este domingo es el Señor que se aparece a los apóstoles reunidos. Solo faltaba Tomás. El Señor se aparece y les lanza un mensaje que dice "Paz a vosotros". Es un mensaje de tremenda actualidad, porque tenemos paz en la medida en la que el Señor vive con nosotros. El segundo mensaje que les da es el de recibir del Espíritu Santo a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados. A quien se los retengáis, se quedan retenidos. Es el perdón de los pecados. El perdón que Él ha ganado en la Cruz derramando su sangre por todos nosotros, se difunde en la Iglesia a través del ministerio de los apóstoles y luego de los obispos y sacerdotes. La presencia de Dios se hace visible en su misericordia, en el perdón de nuestros pecados.

El tercer mensaje lo encontramos con Tomás, que el primer día no está pero ocho días despues dijo la célebre frase: “Si no lo veo no lo creo”, cuandolos apóstoles le dicen que han encontrado a dios. A los ocho días se aparece el Señor y dice "paz a vosotros" y le dice a Tomás: “Tomás ,aquí tienes mis manos, mete tus dedos, aquí tienes mi llaga”. Nos manifiesta la conversión de Tomás que dice "Oh Dios mío", ante la grandeza del Señor. Tomás reconoce a Jesús.

Tiene un signo bonito esta escena, que es descubrir que el Dios del Cielo es un Dios herido, que tiene unas heridas que nosotros le hemos causado, que el Dios infinitamente perfecto en la persona de Jesucristo manifiesta sus heridas en su humanidad. Jesús asume en sus heridas nuestros pecados y sufre con nosotros. En este tiempo de sufrimiento, vale la pena tener esa mirada hacia Dios y vivir con Él, porque está con los que sufren.

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