'Brotes de Olivo', 49 años de servicio al evangelio a través de la música

Nico Montero hace un sincero homenaje al grupo baluarte de la música cristiana en español

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He crecido con Brotes de Olivo, y no lo digo en sentido metafórico ni literario, sino que lo escribo literalmente. Nuestros caminos tienen raíces compartidas. Vicente y Rosa se casaron en mi parroquia, en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en nuestra querida Huelva natal. Allí hice la primera comunión y di mis primeros pasos en la fe. Los chicos estudiamos juntos en los salesianos de Huelva, y allí mis hermanos y yo compartimos aulas, recreos y juegos con los hermanos Morales. Las niñas estudiaron en el Santo Ángel y compartieron mucha vida con mis primas Lourdes y Esperanza. Amigos comunes: Paco Vázquez, Paco Girón, Manolo Vargas... historias entrelazadas. Por eso, pensar en Brotes de Olivo es un viaje a mi infancia, a mi Huelva, y también a mi juventud.

Con los años, la vida me llevó a Granada a estudiar Filosofía, y allí coincidí con el tenor de los tenores, la voz limpia y poderosa de Brotes: Francisco Javier Morales. Tejimos una bonita amistad, con muchas tardes de canciones, entre examen y examen. El estudiaba traductores. En esa etapa yo componía mucho y con él grabé, en un radio cassette, un manojo de canciones, e hicimos copias de una cinta que se llamó “Tengo fe” y que fue pululando por Granada, y se convirtió en el germen de mi primer disco “Al fuego de tu fe”, con lo magistrales coros de varios de los hermanos Morales y grabado en los estudios BDO de Huelva, con Emilio Morales a la cabeza. En esa etapa, en los inicios de los 90, recuerdo mis visitas a Pueblo de Dios: cabaña, leña, fuego, la oración mientras el rocío de la mañana se disipaba, sabor a Evangelio.... allí coincidí con un tal Migueli, que seguro os suena y andaba grabando su primer trabajo... recuerdo con cariño mis ratos en la casa de Vicente y Rosi en Huelva, aquella casa siempre acogedora junto al Santuario de la Virgen de la Cinta...

 


 


 En todos estos años, me reconozco alimentando mi alma y mi fe con las palabras siempre certeras de Vicente, el testimonio callado y vital de Rosi, las canciones inspiradas de Brotes, la experiencia fundamental de Pueblo de Dios. Seguro que a muchos de vosotros os pasa lo mismo. Nuestra vida se ha tejido en gran parte con un hilo musical y vital que se llama BROTES DE OLIVO. Siempre estaré agradecido a mis paisanos que inocularon en mí el amor a la música y a la Fe. ¡Larga Vida a Brotes de Olivo!

LA FAMILIA Y LOS ESCENARIOS FUERON EL PRIMER SOPORTE DEL MENSAJE EN ESTA HISTORIA.

Esta historia arranca de una pareja de jóvenes inquietos, Rosa Escala y Vicente Morales, a los que además les gusta la música, que deciden unirse y quieren que Dios sea el centro de sus vidas. Comenzaron a descubrir en lo cotidiano, una llamada de atención que les provocaba interiormente una pregunta, que luego en el tiempo ha resultado ser permanente: ¿qué quieres de nosotros, Señor?... Y comenzaron a nacer hijos – hasta 13 – que desde muy pequeños se unían al grupo que, desde el año 1971, comenzó a conocerse por Brotes de Olivo. 13 hermanos, hijos de Vicente y Rosi: Ali, Juan, Marisol, Judith, Emilio, Jesús, Francisco Javier, Rosa Ester, Pablo, Vicente, Amor, Daniel y Miriam.

Se escribía allá por los años 70: “Cantamos para despertar las piedras en que se han convertido nuestros corazones. Cantamos para hacer pensar lo que Dios Padre espera de cada uno. Cantamos para sembrar la semilla del Espíritu. Cantamos para ser cauces que hagan cercano el Mensaje de Dios. Cantamos para no desvincularnos jamás de Él. Cantamos para reconocer la insolidaridad e indiferencias con las que hemos secuestrado el Proyecto de Dios. Cantamos para que el canto nos devuelva la razón de vivir que el día a día nos va diluyendo. Cantamos dirigiendo un grito gozoso a Dios para que nos ayude a vivir donde Él quiera, como Él quiera”

 


 


 40 AÑOS DE RECORRIDO Y MUCHAS ETAPAS...

Al principio eran niños que disfrutaban con la música, y, aunque inconscientes, eran transmisores de mensajes y alegrías para muchos. Fueron creciendo y tomando distintos caminos según la elección de cada uno, aunque aún el peso de la historia manifestaría una alta presencia de miembros. Al surgir la tierra de Pueblo de Dios se vertieron muchas energías de la familia en su edificación, y esto interrumpió, al menos hacia fuera, la actividad musical. Pero la experiencia era tan fértil que el mensaje en canción continuaba fluyendo y la demanda de muchos hizo que de nuevo se cantara; eso sí, ya con menos miembros "en cartera", porque había problemas a la hora de compaginar la misión evangelizando con la misión cotidiana y personal/familiar. Y aunque a los 20 años se suscitó el hecho de abandonar la canción, pudieron llegar a reconocer, al revisar, que esos habían sido años de una gran riqueza: “porque nos habían mantenido unidos y porque había trascendido a mucha gente por encima de nuestras debilidades y pobrezas”.

 


 


 SUPERANDO DIFICULTADES

En los 25 años de andadura sintieron que las dificultades no sólo no les quitaban las ganas de seguir, sino que se las reafirmaban, aunque ya algunos que formaban parte de la comunidad fueron los que seguían proclamando el Reino. Ante el nuevo milenio, las nuevas expectativas - nuevas canciones, nuevos autores...- que generaron también nuevas esperanzas que en soportes nuevos - internet, cd's, mp3. Y a los 30 años advirtieron cómo ese evangelio proclamado y que ha llegado a tantos lugares sigue dando fruto abundante y sigue revolucionando la vida de muchos, que ni tan siquiera llegaron a verles.

30 años de camino y de canción, encuentros, convivencias, vida en comunidad, siguen delatando lo mucho que siente y espera el hombre total de toda la tierra; lo mucho que tenemos que convertirnos los cristianos cada día para reafirmar nuestra vocación de ser alimento; lo mucho que aún queda por transformar, hábitos de vida y pensamiento; por acrecentar hábitos del corazón sea cual sea el lugar donde vivamos.

 


 


 NACE PUEBLO DE DIOS

Como un fruto de la siembra de canciones que Brotes de Olivo fue haciendo a través de más de 30 años, se fue creando una familia de Evangelio que nunca quiso oficializarse o reglamentarse internamente por estatutos, normas o requisitos de pertenencia o ingreso. Nunca se sintieron llamados a fundar un movimiento o una parcela más en la Iglesia, sólo a ser desde la humildad y lo desapercibido fermentos de comunión. Se entendió que debía ser un grupo en búsqueda constante del Espíritu de Dios, abierto siempre a la escucha de su voz y de su voluntad. Un grupo donde cada uno actúa desde su libertad («se compromete el que habla, no el que escucha») y desde el nivel de entendimiento al que haya llegado.

 


 


 Esta historia se concreta hoy en una comunidad “Pueblo de Dios” que nace en 1980 como una consecuencia de la andadura de Brotes de Olivo, con el deseo de hacer realidad las intuiciones y sugerencias de todo lo ocurrido a lo largo de la década de los 70. Y nace teniendo en la mano el testigo de toda esa búsqueda con la intención de ponerle carne a lo descubierto y convertir conceptos y experiencias, más o menos temporales o puntuales, en una auténtica opción permanente de vida por el Evangelio y el Reino de Dios.

 


 


UN LUGAR DONDE TODOS SE SIENTEN EN CASA...

En el lugar físico de Pueblo de Dios, situado junto a Niebla, Huelva, el reto diario constante – perseguido y no conseguido como Dios lo quiere- es vivir el espíritu de los sumarios de los Hechos de los Apóstoles (Hech. 2, 41-47; 4, 32-37; 5, 12-16). El saber y experimentar que el matrimonio y el soltero, la religiosa y el agnóstico, el niño y el anciano, el saciado y el insatisfecho, el buscador de Dios y el insensible ante tanto sufrimiento, el necesitado …todos son patrimonio del Padre, miembros de una sola casa. Y todos se sentirán hermanos si hay personas que, en Su Nombre, asumen a todos los hombres como su verdadera familia. Fueron brotando desde la experiencia y la búsqueda unos rasgos fundamentales como indicadores del camino a seguir:

 


 


 

UNA ESPIRITUALIDAD QUE ENAMORA: TODOS JUNTOS.

Brotes de Olivo/Pueblo de Dios es el placer de servir, el gozo de la gratuidad, el compromiso de la libertad, la luz de la esperanza, el riesgo de la fe en la providencia, la aventura de la comunidad santa, la pobreza evangélica del pesebre y la cruz, el cuidado del rebaño-paternidad responsable, testigos de la paz, servir para unir. Esta utopía que supone una nueva forma de ser Iglesia y de hacer Iglesia ya tenía letra, música y título hacía tiempo: TODOS JUNTOS. Dos palabras que ya de por sí nombran casi todo el Proyecto y que sintetizan la intención y la interpretación constante de todo ese gran número de personas que se fueron acercando y que se marchaban dejando su huella desapercibida, su oración, su inquietud y su trabajo.

 


 


 TODA LA DISCROGAFIA DISPONIBLE GRATIS:

Cantar a la vida, por la vida, por medio del Evangelio ha sido uno de los regalos más grandes que les ha podido dar el Señor. Es por eso que desde siempre quieren compartir toda la palabra que El les ha transmitido, pues hay demasiada Palabra a la que hay que poner carne. En el enlace adjunto toda la discografía en MP3. Han separado las canciones por producciones, y en cada una de ellas podrás hallar los diferentes temas descargables. También encontrarás directos obtenidos algunos recitales. Hallarás también las letras de cada producción:

https://www.brotesdeolivo.es/index.php/descargas/viewcategory/77-discografia

No hay mejor manera de terminar este artículo con “el alma del cantor”, la hoja de ruta de tantos y tantos trovadores del Evangelio al servicio del Dios de la Vida. Gracias Brotes de Olivo por tanto: TODOS UNO.

 


 


 

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