El Papa avisa en su mensaje por la jornada Mundial de las Vocaciones: "Todos somos protagonistas de la misión"

Francisco asegura que es necesario "precaverse de la mentalidad que separa a los sacerdotes de los laicos, considerando protagonistas a los primeros y ejecutores a los segundos"

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Sacerdotes, consagradas, consagrados y fieles laicos caminamos y trabajamos juntos para testimoniar que una gran familia unida en el amor no es una utopía, sino el propósito para el que Dios nos ha creado”. Así anima el Papa Francisco a todo el Pueblo de Dios en su mensaje con motivo de la 59ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones que se celebra el 8 de mayo, IV Domingo de Pascua.

Bajo el lema “Llamados a edificar la familia humana”. Así se titula el mensaje del Papa Francisco con motivo de la 59ª el santo padre recuerda que “mientras los vientos gélidos de la guerra y de la opresión aún siguen soplando, y presenciamos a menudo fenómenos de polarización, como Iglesia hemos comenzado un proceso sinodal”. Así, insiste en la “urgencia” de “caminar juntos cultivando las dimensiones de la escucha, de la participación y del compartir”.

Descubrir y valorar las diversas vocaciones

Caminar juntos es una “vocación fundamental para la Iglesia”, y solo en este horizonte “es posible descubrir y valorar las diversas vocaciones, los carismas y los ministerios”. La Iglesia existe para evangelizar, “saliendo de sí misma y esparciendo la semilla del Evangelio en la historia”. Es necesario, prosigue, “cuidarse de la mentalidad que separa a los sacerdotes de los laicos, considerando protagonistas a los primeros y ejecutores a los segundos, y llevar adelante la misión cristiana como único Pueblo de Dios, laicos y pastores juntos. Toda la Iglesia es comunidad evangelizadora”

La gran vocación común se añade a la llamada más particular que Dios nos dirige a cada uno, “alcanzando nuestra existencia con su Amor y orientándola a su meta última, a una plenitud que supera incluso el umbral de la muerte”. El Papa recuerda la “santidad de la puerta de al lado” y pide que no olvidemos que “la mirada amorosa y creativa de Dios nos ha alcanzado de una manera totalmente única en Jesús”. “Hermanos y hermanas, dejémonos interpelar por esa mirada y dejémonos llevar por Él más allá de nosotros mismos. Y aprendamos también a mirarnos unos a otros para que las personas con las que vivimos y que encontramos – cualesquiera que sean – puedan sentirse acogidas y descubrir que hay Alguien que las mira con amor y las invita a desarrollar todas sus potencialidades”.


Llamados a ser constelaciones

"Brillamos, cada uno y cada una, como una estrella en el corazón de Dios y en el firmamento del universo, pero estamos llamados a formar constelaciones que orienten y aclaren el camino de la humanidad, comenzando por el ambiente en el que vivimos”, anima el santo Padre. Por eso, “el misterio de la Iglesia que, en la coexistencia armónica de las diferencias, es signo e instrumento de aquello a lo que está llamada toda la humanidad”.

Por eso la Iglesia debe ser cada vez más sinodal, “es decir, capaz de caminar unida en la armonía de las diversidades, en la que todos tienen algo que aportar y pueden participar activamente”.

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