Parolin, sobre la guerra en Ucrania: Primero, alto el fuego; luego, «diálogo serio, sin condiciones previas»

El secretario de Estado de la Santa Sede dice que el Catecismo reconoce el derecho a la defensa armada en caso de agresión y que el envío de armas se enmarca en esta doctrina

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El secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Pietro Parolin, ha declarado hoy viernes, 13 de mayo, que el Vaticano ha trabajado y sigue trabajando para llevar la paz a Ucrania. Preguntado por los periodistas sobre la presencia en Kiev del arzobispo Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados, el máximo responsable de la diplomacia vaticana ha dicho que, si bien los espacios de actuación son «muy limitados», los objetivos son siempre los mismos: conseguir primero un alto el fuego —«el punto de partida fundamental»— e iniciar después «un diálogo serio, sin condiciones previas» para «encontrar una manera de resolver» el conflicto.

Parolin ha lamentado que «aún no hayamos entendido la lección» de que Ucrania y Rusia, por geografía, están obligados a relacionarse, y que antes o después «tendrán que encontrar una solución». La Santa Sede, ha dicho, siempre ha sido partidaria de «encontrar soluciones antes» de que estallen los conflictos. Lo ocurrido, ha añadido, «es lógico cuando cada quien enfoca sus intereses desde su propio punto de vista y no sabe compartir para encontrar respuestas comunes».

Envío de armas

Respecto al envío de armas a Ucrania por parte de Estados Unidos y Europa, el purpurado vaticano ha recordado que el Catecismo de la Iglesia Católica reconoce que hay un derecho a la defensa armada en caso de agresión bajo ciertas condiciones: sobre todo, «la proporcionalidad, que la respuesta no produzca un daño mayor que la agresión». «En este contexto —ha dicho— hablamos de una “guerra justa”. Yo diría que el problema del envío de armas está en ese marco. Entiendo que en la práctica es más difícil determinarlo, pero es necesario tener unos parámetros claros para afrontar de la manera más justa y moderada posible el tema de las armas».

El secretario de Estado, por último, ha indicado que la Santa Sede había manifestado su voluntad de actuar como «garante» en la evacuación de los civiles en Mariúpol. El propio nuncio y el metropolitano de Zaporiyia habían expresado su disponibilidad, pero la misión finalmente se abortó porque no se daban garantías de seguridad.

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