Asia Bibi relata por primera vez su cautiverio en la prisión pakistaní donde esperaba su condena a muerte

Asia Bibi ha concedido una entrevista a 'La Vie' donde habla por primera vez de su experiencia condenada a muerte por blasfemia

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Asia Bibi está por fin a salvo con su familia. Después de haber vivido 10 años en prisión por un crimen que no cometió, ha concedido su primera entrevista. Tiene problemas de salud, debido a su cautiverio del que todavía se recupera. Todavía se tiene que acostumbrar a vivir en un hogar, en vez de en una celda pakistaní.

A través de vídeoconferencia, los periodistas Laurence Desjoyaux y Pierre Jova la han entrevistado -por primera vez en libertad- para La Vie. Ha estado hospitalizada por debilidad muscular tras sus largos años en la cárcel acusada de 'blasfemia' y pendiente de una posible condena a muerte.

Aún así, recostada en un sofá asegura que “me siento bien”. Desde su nueva vida en Canadá -por fin con su familia- dice que “echo de menos mi país, pero lo más importante para mí es que estoy segura con mi familia. Es lo que me hace feliz”.

En un país de mayoría musulmana, trabajaba en la agricultura, recogiendo frutos, en las cercanías de su pueblo. Una vida sencilla en la que "por las tardes, me ocupaba de mi familia en casa. No todo era fácil, pero yo era feliz”. Hasta que en 2009 fue acusada de blasfemia.

¿Vienes de parte de Dios?

“No sé exactamente por qué, pero sí sé que yo no les gustaba y que para ellas era fácil acusarme, porque era cristiana. Y luego, nadie en el pueblo me defendió”. Y así comenzó su larga estancia en prisión con el peor pronóstico posible: la horca.

“Al tercer día de mi condena, cuando estaba rezando, un pájaro se posó en el borde de la ventana y me miró. Yo le pregunté: ‘¿Vienes de parte de Dios?’ Y se fue. Pero luego estuvo volviendo durante tres años. Yo tenía la impresión de que me hablaba. Para mí era el símbolo de la esperanza. Recé mucho durante todo mi encarcelamiento. Sola en mi celda, me imaginaba a Jesús y Le hablaba. Le pedía que me liberase. Este vínculo me dio fuerza y esperanza. Siempre creí que la justicia triunfaría y sería puesta en libertad”, relata Asia Bibi.

Según recoge 'Religión en Libertad' su mayor sufrimiento fue “la soledad y la tristeza de estar separada de mi familia durante tanto tiempo. Era tanto más difícil cuanto que sabía que estaban amenazados, y vivía con el temor de que les matasen”.

Mi corazón tenía la certeza de que un día vendrían a decirme que era libre

A pesar de la constante batalla por sobrevivir en una prisión pakistaní y de clamar al mundo por su liberación, “seguí aferrada a Dios, y en el fondo de mi corazón tenía la certeza de que un día vendrían a decirme que era libre. Cuando ese día llegó, enseguida agradecí a Dios haber escuchado mis plegarias”. Su caso se hizo viral en el mundo entero, y hubo muchas manifestaciones públicas para pedir que se suspendiera esa condena que le llevaba a la muerte.

Asegura que aquella lucha por su vida en tantos países le "daba esperanza”. Y "fue un orgullo que personas tan importantes para mí me defendieran. Era consolador saber que se preocupaban por mí”, relata hablando del apoyo público que recibió por parte del papa Francisco y de Benedicto XVI.

Eso sí, después de diez años de torturas, de no saber qué pasaría con su vida y su familia, de compartir celda con otras personas falsamente acusadas... habla así de quiénes le condenaron: “Sí, las he perdonado”.

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