Vladimir, sacerdote ucraniano en Murcia: “El día de mi ordenación sentí una presencia de Dios sobrenatural”

Vladimir Revutskyy fue ordenado sacerdote el pasado 25 de septiembre en la iglesia de Santiago el Mayor de Murcia y ha pasado por el programa 'Ecclesia al día' de TRECE

Tiempo de lectura: 2’

Vladimir Revutskyy, de 31 años, nació en Ucrania, donde vivió hasta trasladarse a Murcia con sus padres, que habían emigrado en busca de una vida mejor. Fue ordenado sacerdote el pasado 25 de septiembre en la iglesia de Santiago el Mayor de Murcia y ha estado presente en el programa Ecclesia al día de TRECE para contar su historia.El sacerdote ha expresado que de joven practicaba la fe por tradición. “Hasta los 12 años era monaguillo y a partir de los 12 años no frecuentaba la iglesia porque no entendía nada de lo que pasaba allí”.

Explica cuál fue la experiencia que le marcó la vida. A los 21 años viajó a Ucrania y uno de sus primos lo invitó a un retiro de la Renovación Carismática ucraniana de la Iglesia bizantina. La cantidad de jóvenes que vio allí le impactó, y también el estilo de música de alabanza. El quinto día de esa experiencia, el 1 de julio de 2012, fue para él un “segundo bautismo”; el momento en que “volvió a la vida”. Ese día, una de las oraciones que realizaron culminó con una imposición de manos donde, de rodillas y con los ojos cerrados, sintió una fuerza grandísima que bajaba sobre él. Cuando abrió los ojos, el sacerdote le dijo: “Bienvenido a la familia”, y Vladimir cayó en la cuenta: estaba dentro de la Iglesia. “Mi vida cambió completamente. Entendí cuánto Dios me amaba y conocí a Dios tal cual es: misericordioso y a la vez justo; un Dios alegre, muy alegre, con un sentido del humor impresionante; y conocí a una Iglesia muy viva”.

“Nunca pensaba en el sacerdocio”

Después de esa experiencia, viajó de nuevo a Ucrania para seguir formándose en la Iglesia; y al regresar a Murcia, dio con la comunidad de la Renovación Carismática de la iglesia de Pasos de Santiago, donde pudo vivir su fe. “Nunca pensaba en el sacerdocio”, recuerda Vladimir. De hecho, entre los 21 y 24 años tuvo una novia, y estaba dedicado a estudiar un módulo de Técnico de Emergencias Sanitarias. Aun así, muchos comenzaron a decirle que sería cura. Él lo rechazaba; llegaba incluso a resultarle incómodo.

Cuando su novia y él rompieron, Vladimir pidió a Dios que, si quería que entrara al seminario, pudiera verlo claro, y el momento llegó: un día, haciendo oración en su casa, sintió una paz inmensa y todos sus miedos desaparecieron. “Entendí que Dios me estaba llamando al sacerdocio, y sentí paz y alegría”, recuerda. Aunque su familia no terminó de entenderlo, él sabía cuál era su camino. Tenía decidido, además, optar por el celibato; aunque el rito greco-católico le habría permitido casarse. Entró al Seminario San Fulgencio en 2016 y, pese a la dureza del primer año por el cambio de vida que suponía, perseveró. Y mereció la pena: “No cambiaría ningún día de los seis años de seminario”.

“El Padre me estaba mirando”

En cuanto a lo que más destaca del día de su ordenación explica que “hubo una presencia de Dios sobrenatural. No lo digo solo yo, sino toda mi familia y todos mis hermanos de la comunidad. Fue un momento muy especial. Iba con muchísima paz y recuerdo que solamente salían lágrimas de mis ojos, porque entendía que el Padre me estaba mirando. No solamente a mi, sino a todos los presentes”.

Religión