El obispo Toni Vadell entrega su pectoral a los jóvenes peregrinos que van a Loyola: "Estoy con vosotros"

Mons. Vadell ha presidido la misa de envío de los jóvenes antes de salir dirección País Vasco, animándolos a buscar los signos del amor de Dios a lo largo del camino

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Los jóvenes de la Archidiócesis de Barcelonahan iniciado la peregrinación hacia Loyola con la misa de envío en la Catedral de Barcelona. El obispo auxiliar de Barcelona, Mons. Antoni Vadell, que finalmente no ha podido unirse a causa de la enfermedad, les ha querido acompañar en este punto de salida del camino presidiendo con todo su afecto la celebración.

Según se puede leer en la página web de la Archidiócesis de Barcelona, sentados en los bancos, destacaban una cincuentena de chicos y chicas, bien preparados con las mochilas, las esterillas enrolladas y ropa cómoda. Preparados para este camino hacia el País Vasco, que tras la celebración emprendían. Todo el equipaje indispensable y con mucha motivación para comenzar esta experiencia que, tal como ha dicho el obispo, “invita a salir de nosotros mismos”, para vivir, a pesar de la incertidumbre de lo que pasará el descubrimiento de Dios.

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De la incertidumbre a la providencia de Dios

Durante la homilía, el obispo Toni ha querido reflexionar sobre la peregrinación como aquella “experiencia nueva” que nunca sabemos que nos deparará. Una situación que, tal y como ha explicado el obispo, se puede dar en circunstancias que llegan y que no habíamos programado y nos pueden crear miedo o respeto. Así, haciendo un símil con el pueblo de Israel, que se encontraba en medio del desierto, se ha dirigido a los peregrinos exponiendo como, “a pesar de la incertidumbre de lo que pasará en este camino, finalmente encuentras la providencia de Dios”.

“Es una experiencia que nos toca aprender a todos – ha continuado el obispo -. Yo mismo, la experiencia que estoy viviendo y que me impide venir con vosotros, me permite aprender a vivir desde la confianza. Es la única manera de descubrir motivos reales y concretos para vivir la vida apasionadamente”. “Vosotros que vais de peregrinaje, aspire a vivir con plenitud que por eso has nacido!», les ha exhortado el obispo Toni.

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¿Qué buscas? ¿Qué quieres de mí?

Aparte de todo el equipaje, en este punto de partida, Vadell les ha querido dar dos reflexiones para llevarse también a la mochila. Concretamente, les ha planteado dos preguntas: “¿qué buscas?” y “¿qué quieres de mí?”. Les ha recordado que “cuando buscamos nuestras necesidades más básicas vamos a lo más esencial: el afecto y la estima del otro”. Tal como ha dicho “es la gran investigación que se esconde en el corazón de las personas” y un amor que viene de Dios. Así, les ha invitado a buscar este afecto en los otros y en esos pequeños momentos de la peregrinación.

En segundo lugar, preguntarse “¿qué quieres de mí?”. “Una pregunta para atrevidos! – ha dicho el obispo retando al chicos y chicas con complicidad -. El obispo ha asegurado que “la misma voluntad del Señor te hará entender que lo que quiere es que lo queremos”. En este sentido, ha animado a los peregrinos a buscar los signos de este amor. “Os hablará a través de los compañeros, de los jóvenes, de una dinámica o de un gesto gratuito”.

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Signos del amor de Dios

“La vida está llena de signos. Levántate por la mañana y pedidle uno para verlo”, les ha dicho el obispo. En este sentido les dijo que “caminan porque buscamos el Señor”, y les ha advertido no conformarse en amores momentáneos, sino en buscar el mayor, que da plenitud y sentido y pasión a la vida”.

El primer signo de este afecto, lo tuvieron en esta misma misa. Justo antes de la bendición final, el obispo Toni, acercándose a los jóvenes desde el presbiterio le ha entregado su pectoral a Mn. Carlos Bosch. Expuso su ilusión para que el pectoral, custodiado por los jóvenes peregrinos, haga también el recorrido hacia el País Vasco con ellos. “Es un gesto para que os acompañe en la peregrinación y en los momentos de oración. Un signo de que el obispo está con vosotros y os lleva en su corazón”, les dijo.



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