El mensaje del card. Omella a las personas que sufren trastornos alimenticios: "Apoyo, ánimo y esperanza"

Este 30 de noviembre se celebra el Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria. Una lucha diaria para los que los sufren y para sus familias.

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El card. Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Barcelona, se ha querido sumar al Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) que se celebra este martes, 30 de noviembre.

“A las personas que padecen trastornos alimenticios les envío un mensaje de apoyo, ánimo y esperanza. Rezo por ellas, por sus familias y por el personal sanitario que las ayuda en este momento de desierto” ha escrito el arzobispo de Barcelona.

Omella ha acabado su mensaje en su cuenta de Twitter con un mensaje de ánimo: “Después de la tormenta, viene la calma. ¡Mucho ánimo!”.



Los datos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia

Se estima que el 5 por ciento de personas entre 12 y 21 años padecen trastornos de la conducta alimentaria en España, según datos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) previos a la crisis sanitaria generada por el coronavirus.

Con estos datos, y con motivo del Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria, se recuerda que la lucha de las personas afectadas por estos trastornos de la alimentación es diaria, al igual que para sus familiares y, cómo no, para los profesionales de este ámbito tanto en psicología como en medicina o nutrición.

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Algunos de los síntomas más frecuentes

Algunos de los síntomas de un TCA son una rigidez cognitiva extrema en la estructura del plan de ayuno puede llevar a la búsqueda de sensaciones extremas de vacío, ampliando cada vez más los tiempos de restricción; obsesiones por la comida producidas por la fisiología del organismo, que activa el mecanismo de supervivencia cuyo mensaje es "busca comida"; y obsesiones por el cuerpo al percibir cambios físicos que potencian la necesidad de continuar hacia conductas cada vez más autodestructivas.

Otros signos pasan por cambios de humor debido a la autonegligencia de las propias necesidades básicas, que con el tiempo se vuelven más intensas y aparecen en un mayor número de contextos; y deterioro del área social y /o familiar, donde empiezan a surgir conflictos de mayor intensidad.

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