Zoya Sara, la joven siria a la que la guerra le ha hecho creer "más fuerte" en Dios

Zoya es una joven siria de 30 años que estudia un máster de ingeniería civil en Barcelona

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Zoya lleva tres meses comiendo arroz y sin salir de casa. Cada uno de los días que no va a la universidad, los pasa con miedo a que el Daesh entre por la puerta de su casa y hagan Dios sabe qué a su familia. Estudia ingeniería civil en la ciudad de Homs, en un país bonito... pero que ahora hay que reconstruir por una guerra que no termina.

Zoya Sara tiene 30 años, es siria y vive actualmente en Barcelona desde 2016. Se levanta cada día para "aprender algo nuevo" y poder volver algún día a su casa y "ayudar" a su país. Entre otras cosas lo hace apoyando como voluntaria a Ayuda a la Iglesia Necesitada. No es refugiada, tiene una beca en la universidad para estudiar estructura y construcción. Y vino a España para poder "contar al mundo" lo que pasa en su país, precisamente porque lo que aparece en las noticias "no siempre es correcto".

Pero Siria no fue siempre así. Cuando tenía solo seis añitos sus padres le llevaban a la Iglesia a catequesis. "Ahí cuando era pequeña, la fiesta era los viernes. Cada viernes iba a la catequesis, veía a mis amigos, hacíamos excursiones a lugares que aparecen en la Biblia como Damasco o a un pueblo donde todavía se habla en arameo".

El inicio de la guerra

Cuando comenzó la guerra, Zoya era una universitaria normal, de "un valle que se llama el Valle de los Cristianos". La gente se ayudaba los unos a los otros y asegura que no ha encontrado la paz que vivió en Siria antes de la guerra, "en ningún otro lugar". Pero en el segundo año de su carrera -imagínate un estudiante de segundo año- "no sabíamos de dónde venían todas esas armas".

Dios, por favor, son gente amable ¿por qué mueren?

Recuerda como algo inolvidable el charco de sangre que se encontró caminando a clase. Con el toque de queda en Homs, tuvo que esconderse con su familia en su casa durante tres meses, en los que no pudieron salir, "con miedo a que entrara el DAESH" o algún otro grupo terrorista.

Pensaba "no quiero perder a nadie más. Dios, por favor, son gente amable ¿por qué mueren?" Cuenta que perdió a gente a su alrededor: "Era muy difícil, lo que hizo la guerra fue romper las relaciones entre la gente".

Cuando por fin pudo volver a salir a la calle, terminó su carrera con la firme propuesta de reconstruir su ciudad... su hogar. Después de aquella experiencia se queda con que tenía "más fe, porque Jesús nos había protegido".

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Termina sus estudios

Pero cuando termina sus estudios de ingeniería civil, se encuentra con una difícil situación en un país en guerra: no la contratan por ser cristiana. Ahora mismo, en 2020, su hermano tampoco encuentra trabajo después de haber terminado la carrera. Cuenta que debido a la falta de medios, en algunos hospitales no atienden a personas por ser cristianos. A pesar de ello, todavía dice que "no todo el mundo es así".

"Quería salir a decirle al mundo lo que pasa en Siria, porque lo que sale en las noticias no siempre es correcto. Quería estudiar y aprender para hacerlo bien y ayudar a mi país. En España la gente es muy amable, pero algún día volveré a Siria". Volverá a su país, un lugar donde nacieron unos de los "primeros cristianos del mundo".

Sentí que Jesús está con nosotros de verdad

"Mi relación con Dios es más fuerte después de la guerra. Siempre he tenido a Jesús en mi corazón, mi madre me llevaba a la Iglesia, me enseñaba el Padrenuestro y el Avemaría e iba a la iglesia cada domingo. Pero después de la guerra, sentí que Jesús está con nosotros de verdad y caminando con nosotros. Gracias a Dios vivamos en la misma casa, no le ha pasado nada a mis padres ni a mi hermano, y tengo un vínculo mas fuerte con Él. Me ha dado esta oportunidad de estar aquí en Barcelona. Yo le pido a Dios que devuelva la paz a Siria y que ayude a los corazones de las personas a perdonar. El amor de Jesús puede hacer que en mi paíslas personas dejen de odiarse".

En esta sección contamos que Siria es uno de los países donde más se persigue a los cristianos. Pero es también -como cuenta Zoya- un país antiguo, cuna de los cristianos y "muy bonito todavía".

Hoy Zoya, estudiante en Barcelona, con la mirada puesta en Siria y voluntaria de Ayuda a la Iglesia Necesitada, afirma sin miedo: "Es mi tierra y mi país, aunque me persigan no voy a salir. Mi familia está ahí y algún día volveré, aunque me persigan. El cristianismo salió de Siria, así que no nos van a echar".



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