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Santa Teresa de Calcuta: la mujer de Macedonia que emocionó al mundo con su entrega a los demás

El Papa Francisco visita la Macedonia natal de Santa Teresa de Calcuta, a la que él mismo canonizó y que dejó su sello de caridad en todo el mundo

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Santa Teresa de Calcuta estará mirándonos desde el cielo con los mismos ojos que puso durante su vida en los pobres. Hasta su Macedonia natal se ha desplazado el Papa Francisco, donde concluye su viaje apostólico a Bulgaria y Macedonia. El pontífice hace con esta visita un guiño de cercanía a los cristianos macedonios y a esta santa, a la que él mismo canonizó.

A nosotros nos ha quedado su legado, sus palabras y frases... y algunas imágenes y vídeos. Todas ellas están unidas por una cosa: el Amor. Le acompañó hasta su muerte a los 87 años, o como los cristianos creemos, le acompañó hasta la Vida.

Casi 90 años se traducen en muchos pensamientos, ideas y reflexiones. En el caso de Gonxha Agnes Boxhiu, que así se llamaba la madre, se desbordaron en forma de palabras que son lecciones. La iniciadora de las Misioneras de la Caridad nos ha dejado recordatorios de Evangelio: de amar a Dios y a los demás. Es a través de algunas de ellas como podemos descubrir su historia.

La mayor parte de su vida la dedicó a los enfermos, a los olvidados y a los pobres de Calcuta. Hombres, mujeres y niños que recibieron un gesto de cariño y una respuesta a su petición de ayuda. Poco a poco, se fueron sumando a la madre voluntarias que se enfundaron el sari blanco y orlado de azul para ser lo que hoy conocemos como las Misioneras de la Caridad.

"Seré santo" quiere decir: me despojaré de todo cuanto no es Dios"

Gonxha Agnes es de origen albanés, aunque nacida en Macedonia. Es la menor de tres hermanos. Comienza a acercarse a Jesús a los cinco años cuando recibe la Comunión. Casi un año después se confirma. Antes de cumplir los diez años pierde a su padre. Recién entrada en la madurez, se marcha al convento de las Hermanas de Loreto en Irlanda.

Tan solo un año después, a los 19, fue enviada a Calcuta. Sus principios en la ciudad india estuvieron ligados a la educación. Fue profesora en un colegio de niñas pobres, hasta que, a pesar de ser docente, fue Jesús quien tenía algo que enseñarle.

Siendo directora de ese colegio en Calcuta, sor Teresa viajó a otra región a un retiro espiritual. En ese contexto, sintió la llamada de Dios a ser su luz y a fundar la congregación. Ante esa llamada, hoy entendemos esta frase. Dejó el colegio, a sus hermanas de Loreto, la vida tal y como la conocía, por Dios. Y fue santa.

La falta de amor es la mayor pobreza.

Las calles de Calcuta están repletas de necesidad. Ruido, comercios, animales y personas conviven en el mismo suelo. Ese suelo es el que pisó Santa Teresa siguiendo a Dios en la búsqueda de los más pobres entre los pobres. En ese mundo, visitaba a las familias, lavaba heridas y atendía a los enfermos. ¿Con qué equipamiento? Un rosario y la Eucaristía.

La madre Teresa no veía a una persona con heridas, veía a Cristo herido, a Cristo hambriento o a Cristo enfermo. Los testimonios actuales de los voluntarios suele ser llamativo porque confirman esta frase de Santa Teresa. Israel, que ya ha acudido varias veces, contaba cómo estas personas lloran al tocarlas, al acariciarlas o besarlas. Escucha su testimonio aquí.

En este sentido, también decía que "el hambre de pan es más fácil de curar que el hambre de amor". Tanta es esa hambre, que esta monja hoy santa, le dedicó casi toda su vida.

Somos pequeños instrumentos, pero muchos pequeños instrumentos en las manos de Dios pueden hacer milagros

Su ejemplo hizo que se le fueran uniendo antiguas compañeras hasta estar hoy presente en los cinco continentes, incluida Roma. Lo que empezaron siendo unas mujeres recogiendo a los moribundos de las calles en Calcuta, acabó siendo la primera piedra de las Misioneras de la Caridad. Orfanatos, hogares para discapacitados de ambos sexos, casas de enfermos, son algunos de los lugares donde se desarrolla la caridad de las hermanas.

El trabajo diario de ellas, con Santa Teresa a la cabeza, solo podía culminar en la santidad. La recibió del papa Juan Pablo II, que la visitó años antes en una de las casas de moribundos que había fundado. En 1997 la madre Teresa falleció y comenzó su proceso de canonización hasta 2003 cuando fue santa oficialmente.

Los pequeños instrumentos de los que hablaba Santa Teresa son sus hermanas de comunidad y también los voluntarios de todo el mundo. Donaciones, tiempo, cariño, testimonio. Como ella decía, "muchos instrumentos en las manos de Dios, pueden hacer milagros".

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