Así se prepara María para consagrarse a Dios: "Han sido dos años de VIDA con mayúscula"

María Gálligo dio el sí a Dios para prepararse para ser consagrada en el Regnum Christi, un proceso que le ha hecho crecer, como cuenta en este testimonio

Redacción religión

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La vocación a la vida consagrada podría resumirse en cambiar la propia lógica "por la lógica de Dios". Así lo resume María Gálligo, de 25 años, después de dos años en Monterrey, México, viviendo una experiencia de "candidatado". Esta joven madrileña se ha atrevido a dar el salto que supone preguntarse si Dios la quiere consagrada a Él en el Regnum Christi. En una entrevista a LomásRC, Gálligo hace un repaso de lo que ha supuesto esta experiencia y su resumen general ya es una invitación: "Han sido dos años de VIDA con mayúscula".

¿Quién soy para Dios?

Gálligo explica que ese cambio de mentalidad que ha experimentado tan lejos de casa pasa por el conocerse a uno mismo de una forma diferente: con Dios. Según ella, consiste en "dejar de ser yo mi propio centro y levantar la mirada para que el otro lo sea". Esto se traduce en un proceso "de aprender a reconocer quién soy realmente, quién soy para Dios (¡su hija muy amada!) y vivir desde esa certeza", afirma.

"Ha ido transformando mi corazón"

Dos años son mucho tiempo alejada de la familia, de los amigos y de los proyectos. Sin embargo, esta joven considera que esa "soledad con Jesús" en la que ha vivido le ha aportado muchos frutos. "Él (Jesús) siempre ha estado y todo lo ha hecho bien. En la oración, Él me ha enseñado a mirar así y ha ido transformando mi corazón", asegura. Además, subraya que las personas que le han acompañado le han mostrado la "paciencia, paternidad, escucha y verdad" de Jesús.

"Si Dios me llamaba era por su misericordia"

María ha dejado una vida atrás, que le hace valorar más todavía la decisión que ha tomado de jugársela por Dios. Entre esas renuncias, se encuentra todo lo relacionado con la universidad. Antes de cruzar el Atlántico, se graduó en Educación Primaria en la Francisco de Vitoria, donde aprendió sobre "qué es lo bueno, lo verdadero, lo bello, lo realmente importante". "También fue un tiempo de equivocarme mucho, de caerme y levantarme y tomar decisiones... de crecer en todos los sentidos", reconoce.

"¡Porque me ama a pesar de todo, con todo!"

Así, la reflexión sobre su momento presente pasa también por la llamada de Jesús en medio de todo lo que la rodeaba. "Después de estos años llegué al candidatado con una mayor conciencia de la renuncia que hacía, y de que si Dios me llamaba no era por mérito propio sino por su misericordia: ¡porque me ama a pesar de todo, con todo!".

María junto con Marta Romero, colaboradora española | LomásRC

María junto con Marta Romero, colaboradora española | LomásRC 

La "llamada" de Dios se ha traducido en un proceso que le dejó ante una única opción: confiar en Dios. "Dios se ha encargado de quitarme todas las seguridades humanas con las que yo contaba para seguirle por este camino". Esa confianza es ahora su "gran certeza". La razón, que "confiar te hace más 'hijo', y vivir como un hijo de Dios es vivir como Jesús vivió". Del mismo modo, cambia la forma de mirar a la vida. Según María, "es el camino de vuelta a la casa del Padre, ¡y ahí quiero ir!"

Un camino de fidelidad

Después de consagrarse, María va a volver a España. Su siguiente etapa van a ser los estudios de Teología en la Universidad Eclesiástica San Dámaso. Eso en lo personal, porque ya vive de cerca los nuevos pasos del Movimiento Regnum Christi y de las consagradas de las que forma parte. La desginación de "Sociedad de Vida Apostólica" de las consagradas lo considera como "otra prueba" de la fidelidad de Dios a estas mujeres que renuncian a todo por Dios.

En ese sentido, ha tenido dos años para enriquecerse con la escucha a muchas consagradas "de todas las edades y de diferentes lugares, vivencias y experiencias". Su conclusión es de asombro por el cuidado de Dios que ve en esta entrega. "Ha sido espectacular poder ser testigo de algo muy grande: sus vidas fueron entregadas, puestas en manos de Dios y Él las sigue llevando". Está segura y agradecida "por la ternura y paciencia con que nos ha conducido y nos sigue tomando de la mano para caminar".

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