Carta del obispo de Segorbe-Castellón: «Domingo de la Palabra de Dios»

«Es fundamental leer y conocer la Sagrada Escritura; de lo contrario no conoceremos a Cristo, su vida, sus palabras y sus obras, su muerte y su resurrección»

Tiempo de lectura: 2’

La Iglesia católica celebra hoy el Domingo de la Palabra de Dios. Esta Jornada nos recuerda la importancia fundamental que tiene la Sagrada Escritura para todo cristiano, para toda comunidad cristiana y para toda la Iglesia. Todos necesitamos la luz que ilumine nuestro camino personal, comunitario y pastoral, y el alimento para no desfallecer en el camino. La Palabra de Dios es luz y alimento en el seguimiento del Señor y en la misión evangelizadora, que Él ha confiado a toda su Iglesia.

La Palabra de Dios, contenida en la Biblia, es una palabra viva y siempre eficaz. Es la Palabra de Dios vivo, que sigue hablando y actuando aquí y ahora. Cuando leemos la Sagrada Escritura, la proclamamos, estudiamos, meditamos o contemplamos es Dios mismo quien nos habla y actúa en nosotros y para nosotros. Tampoco el Antiguo Testamento se hace viejo: sigue latiendo en el Nuevo, transformado por el único Espíritu Santo que ha inspirado a ambos.

Es fundamental leer y conocer la Sagrada Escritura; de lo contrario no conoceremos a Cristo, su vida, sus palabras y sus obras, su muerte y su resurrección, que dan luz a nuestro caminar, que perdonan y salvan, que sanan y liberan. Ya san Jerónimo dejó escrito que “la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo”. Y desconocer la Sagrada Escritura significa no conocer en profundidad la riqueza de la vida cristiana y de la misión de la comunidad de los discípulos de Jesús.

Con este Domingo, dedicado a la Palabra de Dios, se desea que todo el pueblo de Dios crezca en familiaridad religiosa y asidua con la Sagrada Escritura, y en su valor iluminador y transformador para los fieles y la comunidad cristiana. La vida personal y eclesial nos plantea interrogantes e inquietudes. En la Palabra de Dios encontramos la luz que resuelve nuestras dudas, que responde a nuestras preguntas y nos alienta en el caminar. Es necesario que los bautizados procuremos alimentarnos de la Palabra para vivir como hijos de Dios y discípulos misioneros de Cristo, y para afianzar nuestra comunión con Él desde un conocimiento cada vez mayor de su persona y su obra.

La Sagrada Escritura no se puede leer como un libro histórico cualquiera. Hay que leerla como Palabra de Dios, es decir, dejándose interpelar por Ella y entablando una conversación con Dios, que nos habla aquí y ahora; y hemos de leerla acompañados por maestros que tienen la experiencia de la fe y en la gran compañía de la Iglesia. En la Sagrada Escritura, Dios nos sigue hablando realmente hoy.


+ Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón


Religión