El Papa dona 30 respiradores a los hospitales más saturados por el coronavirus

Los respiradores se destinarán a los cuidados intensivos y se entregarán a los hospitales que más los necesiten

Redacción Religión

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En el día en que la Iglesia universal reza junto con el Papa Francisco, en plena emergencia por Coronavirus, el gesto de donar 30 respiradores, comprados en los últimos días a la Limosneria apostólica, adquiere hoy un significado muy especial. Es la expresión concreta de un sentimiento común, es la voluntad del Papa Francisco de llegar a los más necesitados, es en resumen, la caridad cristiana. Cada mañana, el Papa Francisco encomienda durante la misa a todos los trabajadores sanitarios y a todos los enfermos que están viviendo en primera línea la pandemia del coronavirus.

Destinados a Italia y España

Los respiradores se destinarán a los cuidados intensivos y se entregarán a los hospitales que más los necesiten, en particular se enviaran a Italia y España, los dos países que más están sufriendo la crisis del coronavirus. Los obispos de las diócesis, cuando los recibirán, los entregarán a hospitales donde la necesidad sea mayor. Son maquinas que se han vuelto imprescindibles para las terapias de los enfermos más graves. Los respiradores irán destinados a ayudar mecánicamente a la respiración a los pacientes más graves de coronavirus y que están intubados en las UCI.

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Dar con amor

La gestión de esta donación se hará desde la Limosnería Apostólica, con el ya famoso "Robin Hood" del Vaticano, el cardenal polaco Konrad Krajewski al frente. "Los respiradores ya están listos y embalados y su entrega se hará en los próximos días".

"La oración, sin la caridad, no está completa": dice el cardenal, que ha querido lanzar un mensaje a todo el mundo para que no se pare la solidaridad en estos tiempos tan duro, siempre cada uno con sus propias posibilidades. La compra de estos respiradores es una señal para que otros puedan empezar a donar y dar a los necesitados." “Ayer, - dice el cardenal -, una señora que no tiene grandes recursos me dio 50 mascarillas cosidas por ella, para dárselas a los pobres. Es un gesto simple pero de gran importancia porque es precisamente lo que se necesita: pequeños gestos que vienen del corazón".

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