La impresionante historia del Santo Crucifijo que Papa Francisco visitó ayer en una Roma desierta

Las visitas del Papa nos dejaron algunas imágenes históricas

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Desde los primeros días de su pontificado, hace ya siete años, Papa Francisco acude a la Basílica Papal de Santa María la Mayor para dejar en manos de Dios sus viajes apostólicos. Una intensa oración frente a María Salus Populi Romani, y frente al crucifijo de madera que protegió a Roma de la "Gran Peste" del siglo XVI. 

Una visita habitual a Santa Maria la Mayor

El Santo Padre, ayer, tercer domingo de Cuaresma, decidió salir del Vaticano y la primera etapa de sus dos visitas romanas fue la Basílica Papal de Santa María la Mayor para implorar la protección especial de la Virgen que es venerada en un icono. La devoción del Pontífice a la Salus Populi Romani es bien conocida: Francisco acude a la iglesia no solo con motivo de las grandes fiestas marianas, sino que también quiere hacer una pausa de oración antes de salir para los viajes internacionales, y regresa allí inmediatamente después de aterriza, para dar gracias. En el año 593 el Papa Gregorio I la llevo en procesión para acabar con la peste, y en 1837 Gregorio XVI la invoco para acabar con una epidemia de colera.

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Una imagen histórica​

Pero quizás nadie se esperaba la segunda visita del Papa en una Roma completamente desierta. La capital esta vacia y en silencio. El centro de Roma ha perdido el bullicio habitual y la fauna humana ha desaparecido. Ciertamente son impresionantes las imagenes de un Papa Francisco solitario caminando por la habitualmente llea "Via del Corso". Seguido a poca distancia por los gendarmes del Vaticano sin uniforme. Vemos a un Papa rezando por sus fieles pero sin sus fieles. Muy significativa fue la visita a esta Iglesia de San Marcello al Corsodonde se conserva un antiguo y venerado crucifijo de madera que data del siglo XV, considerado por los estudiosos como el más realista de Roma, que sobrevivió a un incendio y salvo a la ciudad de la peste. Ese crucifijo, abrazado por San Juan Pablo II, marco la culminación de la Jornada Mundial del Perdón durante el Gran Jubileo de 2000.

Las tradiciones de milagros atribuidas al "Santo Crucifijo" comenzaron el 23 de mayo de 1519 cuando un incendio, durante la noche, destruyo completamente la iglesia dedicada al Papa Marcelo. A la mañana siguiente todo el edificio se había reducido a escombros, pero de entre las ruinas emergió intacto el crucifijo del altar mayor, al pie del cual aún arde una pequeña lampara de aceite. Esta imagen toca profundamente a los fieles, moviendo a algunos de ellos a reunirse todos los viernes por la noche para rezar. El 8 de octubre de 1519 el Papa León X ordeno la reconstrucción de la iglesia.

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Tres años después del incendio, Roma fue golpeada por la "Gran Peste". El pueblo llevo el crucifijo en procesión, logrando superar incluso las prohibiciones de las autoridades, comprensiblemente preocupadas por la propagación del contagio. El crucifijo fue sacado y conducido a través de las calles de Roma hasta la Basílica de San Pedro. La procesión duro 16 días y a medida que avanzaba, la peste daba señales de regresión, por lo que cada distrito trato de mantener el crucifijo el mayor tiempo posible. Al final, al volver a la Iglesia, la plaga había cesado por completo. Desde 1600, la procesión de la Iglesia de San Marcello a la Basílica de San Pedro se convirtió en una tradición durante el transcurso del Año Santo. En el reverso de la cruz están grabados los nombres de los diferentes Pontífices y los anos de los jubileos.

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