Hospital infantil Bambino Gesú: Un ejemplo de solidaridad

El Papa Francisco ha invitado en su mensaje de la Cuaresma de este año 2020 a compartir la riqueza

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En uno de los pasajes más intensos del mensaje del Papa para la Cuaresma de este año se plantea la invitación a compartir la riqueza, en lugar de acumularla. Un ejemplo de esto es la actividad del Hospital infantil Bambino Gesú.

Este hospital pediátrico, cuyo titular es la Santa Sede, es una referencia mundial en su campo. Su presidenta, Mariella Enoc, dijo en la presentación del mensaje para la Cuaresma que la capacidad de curar y de cuidar, sostenidas por la investigación científica, es su primera forma de caridad, su principal riqueza a compartir.

En el Bambino Gesú son conscientes de que la ciencia y las habilidades adquiridas en el campo clínico no son una propiedad privada que se debe guardar celosamente, sino un talento que se debe poner a disposición de los demás, según la lógica del Evangelio. De esta conciencia han nacido varias experiencias de cooperación internacional del Hospital, centradas sobre todo en proyectos de formación en muchos países: de Siria a la República Centroafricana, de Jordania a Tanzania, de la India a Etiopía, de China a Camboya.

El intercambio de conocimientos es el principio que inspira estos proyectos de cooperación sanitaria internacional, como signo concreto de la caridad de la Iglesia y del Papa. Un modelo original de este compromiso es la experiencia de Bangui, en la República Centroafricana, donde a partir del Jubileo de la Misericordia se ha construido un centro para niños desnutridos. El Bambino Gesú suministra formación al personal médico y sanitario, y también recibe en Roma a niños que necesitan intervenciones quirúrgicas complejas que no pueden llevarse a cabo en Bangui.

En el último año, más de 100 niños de todo el mundo han sido recibidos y tratados por el hospital, que se ha hecho cargo de  los gastos gracias al apoyo de su Fundación y a la generosidad de muchos donantes. Las peticiones de ayuda son muchas, y como dice la Presidenta, es difícil decir que no a quien busca una esperanza. El tiempo de Cuaresma es para ella una invitación a discernir cómo encontrar cada día la medida correcta entre la sostenibilidad del hospital y su apertura al mundo.

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