Las devastadoras consecuencias de los conflictos armados en las vidas de los niños

Mons. Bernardito Auza, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, ha incidido en esta trágica realidad

Emanuela Campanile

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Las violaciones de las que millones de niños son víctimas debido a conflictos armados tienen consecuencias devastadoras en el presente y en el futuro de sus vidas y sus comunidades. Es una trágica realidad que rompe todo círculo virtuoso capaz de crear esperanza y bienestar para estos pequeños a quienes se les impide todo: desde la educación escolar hasta la atención médica, desde el afecto de la familia hasta una "asistencia esencial para su supervivencia". La pobreza, el trabajo forzado o el reclutamiento forzoso en los ejércitos son otras heridas que afectan el cuerpo y el alma de estos niños sin infancia.

Mons. Bernardito Auza, el observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, en su discurso durante el debate abierto del Consejo de Seguridad de la ONU, ha indicado que “como dramáticamente demuestra el último informe del Secretario General: 'En tiempos de conflicto armado, en todo el mundo, millones de personas, especialmente niños, tienen acceso inadecuado o se les ha negado la asistencia esencial para su supervivencia y su bienestar'”.

Además, en referencia a muchas realidades tristemente comunes en el continente africano, el nuncio apostólico ha invitado a analizar exhaustivamente fenómenos como el abandono escolar prematuro, el alistamiento forzoso en conflictos armados y el impacto de las "ideologías extremistas" en las decisiones de los jóvenes.

“Basta pensar en la competición por los minerales y otros recursos preciosos en algunas partes de África, donde muchos niños y jóvenes renuncian a la formación para trabajar en las minas. Es aún peor cuando los niños se ven obligados a luchar en guerras que no son de su propia creación, o son reclutados con el pretexto de poder mantener a sus familias empobrecidas”, ha argumentado.

El nuncio apostólico ha hecho referencia a la "destrucción parcial o total indiscriminada de edificios esenciales para la salud, la educación y el bienestar de los niños"; a la "profunda preocupación del Papa" y al reconocimiento de la Santa Sede "de la evolución de las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU para incluir disposiciones para la protección de los niños" e "informar y educar a la población en general y crear una cultura de paz". Además ha expresado que “a este respecto, el Papa Francisco expresó recientemente su profunda preocupación por la vida de los niños involucrados en los bombardeos en la provincia de Idlib en Siria”.

También hay – ha señalado el Arzobispo Auza - "nuevas iniciativas que demuestran la voluntad de los Estados miembros de poner fin y prevenir" las graves violaciones cometidas contra niños afectados por conflictos armados: “Es especialmente alentador que estas iniciativas incluyan el compromiso con la ratificación y la implementación universal del protocolo opcional de la Convención sobre los Derechos del Niño sobre la participación de niños en conflictos armados”.

Por último, el observador permanente de la Santa Sede ante la ONU ha expresado su deseo de “despertar la conciencia colectiva de la comunidad internacional" para hacer que estos pequeños ya no sean seres "invisibles", y para ello se necesitan "mayores esfuerzos". “Que se hagan más esfuerzos para liberar a los niños soldados y que los jóvenes víctimas de otras violaciones graves reciban el apoyo que necesitan para la reintegración. Dicho apoyo debe incluir a los más vulnerables, incluidos los niños concebidos y traídos al mundo como resultado de la violencia sexual relacionada con el conflicto. Los niños en tales circunstancias no tienen menos dignidad y, de manera similar, deben ser protegidos de la violencia y la muerte”, ha concluido.

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