El error que con frecuencia cometes a la hora de elegir al padrino o a la madrina en el Bautismo de tu hijo/a

El papel de un padrino o una madrina va mucho más allá de la de hacerse cargo de su ahijado/a en caso de que sus padres fallezcan

Redacción Religión

Tiempo de lectura: 2’

La función más conocida de un padrino o una madrina en un bautizo es la de hacerse cargo del niño o niña en caso de que sus padres falten. Hacer esta afirmación no implica faltar a la verdad, ya que se han dado casos. Pero su rol no está reservado únicamente para estas situaciones límites y dramáticas. Va más allá. De hecho, la principal tarea que tienen asignadas es la de contribuir en la educación de la fe de su ahijado/a.

¿Quién puede ser madrina o padrino?

En muchas ocasiones, los padres de la criatura optan por elegir a un miembro de la familia como padrino y madrina. Sin embargo, no es una obligación y, en ocasiones, ni siquiera lo más aconsejable. De hecho, lo más conveniente es que representen a la familia pero también a la Iglesia donde el ahijado va a iniciarse en la fe.

Por ello, el ritual del Bautismo invita a los padres a no dejarse guiar únicamente por razones de parentesco o amistad, sino por un deseo sincero de asegurar a sus hijos unos padrinos que, por su edad, proximidad, formación y vida cristiana, sean capaces de influir eficazmente en la educación cristiana del pequeño.

Requisitos para ser padrino o madrina

El Código de Derecho Canónico pide que el padrino haya cumplido al menos los 16 años, a no ser que el obispo diocesano establezca otra edad o que, por justa causa, el párroco o el ministro consideren oportuno hacer una excepción. Además, tiene que haber recibido a lo largo de su vida los tres sacramentos de la iniciación cristiana. Es decir, nos referimos al Bautismo, a la Confirmación y la Eucaristía. El motivo es evidente. Difícilmente podrás acompañar a tu ahijado en la fe si tu como padrino o madrina no la tienes.

¿Es necesario para bautizarse tener padrino y madrina?

No necesariamente. Por cada criatura bautizada, puede contar con un padrino y una madrina, o solamente padrino o madrina. Lo que es imposible es contar con dos padrinos o dos madrinas.

Tanto la madrina como el padrino tienen que comprometerse con el crecimiento espiritual del niño/a, mostrándole la senda que debe seguir mediante el ejemplo. A veces, por circunstancias de la vida, los padrinos o madrinas desaparecen de la vida de su ahijado: enfados, emprender caminos separados... pero es importante que también estén presentes en sus diferentes fases de la vida, especialmente en las iniciales.

Y es que un buen guía no solamente se encarga de orientar y mostrarles el camino a sus subordinados, sino que también lo acompañan en sus retos y compromisos, sean de carácter educativo, deportivo, religioso, etc.

Religión