La iglesia de Masaya y otras 16 parroquias, cercadas por la policía en Nicaragua

Fuerzas antimotines han cortado agua y electricidad en la parroquia de San Miguel Arcángel, asegura a COPE el opositor Félix Maradiaga

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 “Estamos sumamente preocupados por el estado de salud de las personas en la parroquia de San Miguel Arcángel”, cuenta Félix Maradiaga -del grupo opositor nicaragüense Azul y Blanco- a COPE. Dentro de esta iglesia en la ciudad de Masaya hay 13 personas, la mayoría de ellas son madres de presos políticos que se pusieron en huelga de hambre hace una semana para pedir la puesta en libertad de sus hijos. “El padre Edwin Román abrió las puertas de la iglesia para que estas madres pudieran ejercer su derecho a este tipo de protesta pacífica, espiritual de huelga de hambre y oración”, dice Maradiaga. La reacción inmediata del gobierno de Daniel Ortega fue “rodear la iglesia con fuerzas antimotines de la policía y cortarles el agua y la energía eléctrica”.

Además, la policía no permite la entrada de ayuda humanitaria en el templo. Explica este dirigente de la oposición en Nicaragua que el 14 de noviembre una caravana -de la que él formaba parte- se presentó en la parroquia “para llevar agua a las personas que estaban protestando, pero el cordón policial nos lo impidió”. Aparte de no disponer de agua y electricidad, el padre Román -que es diabético- lleva varios días sin sus medicinas.

El ejemplo de la parroquia de San Miguel Arcángel lo han seguido otras 16 iglesias en pueblos y ciudades de Nicaragua, también rodeadas por la policía o por grupos afines al Frente Sandinista. En la catedral de Managua varios familiares de los presos políticos iniciaron una huelga de hambre. Explica Maradiaga que -en este caso- “fanáticos sandinistas ingresaron en el centro católico con mucha violencia, golpearon al párroco y a una religiosa, y sacaron por la fuerza a los familiares que estaban protestando”. “La única explicación que tiene es el miedo; el régimen de Daniel Ortega sabe que en Nicaragua existe un proceso de ebullición social, y la estrategia del régimen es acallar, neutralizar, impedir el mínimo esfuerzo de protesta, por pequeño que sea”, señala. Félix Maradiaga asegura que la iglesia de Masaya “se estaba convirtiendo en un símbolo de la no violencia, y el régimen tiene mucho temor a que esa parroquia se convierta en uno de los puntos que reactive las protestas ciudadanas” en Nicaragua.

En abril de 2018 se puso en marcha una ola de manifestaciones contra el gobierno de Ortega en la que perdieron la vida más de 300 personas, y fueron detenidas 1.200. Continúan en prisión 139 de ellas. Maradiaga ha revelado a COPE que la oposición ha enviado una carta pidiéndole ayuda al Papa para que “se abra un cordón humanitario” que permita la entrada de alimentos en las parroquias.

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