José María Carrascal, Premio ¡Bravo! Especial: "La verdad siempre se impone. No valen atajos"

La verdad termina siempre por imponerse y la mentira tiene las patas muy cortas. No valen lo atajos”.

Redacción Religión

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El periodista y escritor José María Carrascal ha recibido el Premio ¡Bravo! En la categoría Especial. Un galardón que ha recogido el propio Carrascal este viernes en la sede de la Conferencia Episcopal Española.

En más de medio siglo de trayectoria, el galardonado ha trabajado como corresponsal en Alemania o Nueva York, además de formar parte de medios de comunicación tan importantes como Antena 3 o Radio Televisión Española. En declaraciones a COPE.es, reconoce sentirse orgulloso por que se hayan acordado de su figura: “Es admirable que se acuerden de uno y le reconozcan”.

Más de 50 años de profesión que le ha permitido ser testigo de los cambios que ha experimentado el periodismo tanto dentro como fuera de nuestras fronteras: “Ha cambiado radicalmente. Lo demuestra que mis primeras crónicas para el 'Diario de Barcelona' o el 'Diario Pueblo' de Madrid, lo enviaba desde Berlín a finales de los años 50 por correo. Teníamos que calcular que no se publicaría hasta tres días después. Por eso, tenías que dar noticias con consistencia, en lugar de exclusivas”, explica Carrascal.

A su juicio, la aparición de nuevos medios, especialmente digitales, ha revolucionado el panorama periodístico: “Es donde se disputa la batalla. Pero yo creo en el progreso, porque lo he vivido desde la niñez hasta hoy. El mundo es más complicado pero mucho mejor. En cuanto a los valores, los hay que cambian y otros que no. La verdad termina siempre por imponerse y la mentira tiene las patas muy cortas. No valen lo atajos”.

José María Carrascal ha sido el encargado también de tomar la palabra durante el acto, en representación de todos los premiados, en el que ha remarcado que la cualidad más preciada del ser humano es la bondad, pese a que en la actualidad parece que se alaba más la inteligencia: “Si me dieran a elegir entre vivir en un país de ciudadanos inteligentes o en un país de buenos ciudadanos, elegiría los segundo y sería más feliz. Últimamente se alaba la apariencia, la postura, el look, y no debe ser así. Lo más importante es la bondad”.

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