Don Juan José Omella: turolense, políglota, abierto e integrador

El Arzobispo de Barcelona ha tenido que mediar con una Cataluña dividida como consecuencia del 'procés

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El arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, ha sido elegido este martes presidente de la Conferencia Episcopal Española para los próximos cuatro años. Arzobispo de Barcelona desde el año 2015, Omella fue ordenado sacerdote el 20 de septiembre de 1970 en Zaragoza, aunque sus orígenes se encuentran en Teruel, donde nació hace 73 años. ha sido obispo auxiliar de Zaragoza, obispo de Barbastro Monzón y obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño.

BUENA RELACIÓN CON EL PAPA FRANCISCO

Fue nombrado cardenal por el Papa Francisco con el título de Santa Cruz en Jerusalén el 28 de junio de 2017 en la Basílica de San Pedro. Y es que el cardenal y el Sumo Pontífice mantienen muy buenas relaciones desde que ambos se conocieron en unos ejercicios espirituales realizados en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón.

Tal es la buena sintonía existente que, en 2004, nueve años antes de ser elegido Santo Padre, Jorge Bergoglio llamó personalmente a Don Juan José Omella para felicitarle por su nombramiento como obispo en la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño.

Monseñor Omella estudió en el Seminario de Zaragoza y en centros de formación de los Padres Blancos en Lovaina y Jerusalén. Pero los orígenes del Arzobispo de Barcelona este lustro se encuentran en el municipio turolense de Cretas, en la zona que limita Aragón con Cataluña. En su pueblo natal aún residen familiares del cardenal.

Gran conocedor de lenguas como el francés, el italiano o el catalán, no ha defendido nunca la separación de Cataluña respecto al Estado español. De hecho expresó su "dolor y sufrimiento" tras la declaración unilateral de independencia de Cataluña, e hizo un llamamiento a “evitar la confrontación y “construir un futuro en paz”.

Los que le conocen, le definen como un buen pastor, abierto e integrador. Un párroco preparado, intelectual y preocupado de los pobres. Un servidor de la comunidad, acostumbrado a salir y a conectar con la gente.

Un sentimiento de fraternidad que, como relató en una ocasión, se vive en la Conferencia Episcopal Española: “Cada uno tiene su matiz, somos distintos, pero tenemos una cosa común que nos identifica y nos hace trabajar en comunión: una misma fe. Somos todos obispos al servicio del pueblo y compartimos un deseo enorme de servir al bien común de la sociedad”, sostuvo

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