El testimonio de José María: más de 40 años enseñando la asignatura de Religión

José María Martínez Manero  lleva más de 40 años dando clase de religión y es uno de los pioneros en España

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José María Martínez Manero es uno de los pioneros de la asignatura de Religión en la etapa democrática. Lleva más de 40 años dando clase, «y sin arrepentimiento», dice entre risas. «Yo podría estar en mi casa jubilado desde hace cinco años –dice–, pero dar clase de Religión me ha seducido siempre. He tenido oportunidad de dar otras asignaturas, pero Religión es otra cosa. Tiene una personalidad propia y puedes aportar mucho a los alumnos. Napoleón no es Jesucristo, y no es lo mismo hablar de uno que de otro».

José María, que da su testimonio en el curso organizado por la Delegación de Enseñanza de Madrid, asegura sin reservas que Religión «no es una concesión ni un permiso», sino que «tiene derecho propio. Hay que respetar a la asignatura, y hay que exigirla para que la escuela se respete a sí misma». Es una materia que atrae por sí sola, dice: «Yo he dado clases también a muchos profesores que me lo han pedido. Y cada año son muchos los alumnos que se apuntan porque han oído hablar de ella a otros compañeros».

¿Por qué la religión?

La razón es que «la religión tiene que ver con la vida, y esto es una novedad para muchos chicos». «Una de las cosas que más les aporta es que es un diálogo con la actualidad, con su desarrollo personal. Religión los acompaña en su vida y les da claves de lectura de lo que les está pasando. Está en el alma de la cultura, y les hace ver que sus preocupaciones están en conexión con la historia de la humanidad. La cultura no es erudición, no es solo aprender cosas. La cultura habla por sí misma de Dios, y eso hay que descubrirlo».

Lenguaje moderno

José María lo hace en un lenguaje que los alumnos pueden entender, y es habitual en sus clases oírle hablar del Quijote, de El Rey León, de Galdós, Forrest Gump, Titanic, El libro de la selva o Gran Torino. «En la cultura actual hay auténticas parábolas, claves básicas, porque el respiro humano está ahí, y eso les llama mucho la atención. La vida bulle en todo el ser humano, que es imagen de Dios. Solo hay que usar su lenguaje, sin jergas y sin caer en la tentación de la autorreferencialidad», dice el profesor.

José María tiene experiencia también en defender la asignatura de los ataques de sus propios compañeros de claustro: «desde los 80 ha habido mucho desconcierto, y a veces verdadera guerra. Me decían que Religión debía estar fuera de la escuela, y yo les invitaba a mis clases y se quedaban pasmados por cómo atendían los alumnos. La educación ha sido un coto privado: Religión o nada, religión o patio. “¿A nosotros por qué no nos evalúan?”, me decían mis alumnos. A mí cuando me criticaban la asignatura respondía: “A mí no me hables de obispos, estos chicos tienen unos padres que tienen unos derechos, y si eres demócrata deberías pelearte para que estos padres puedan ejercer sus derechos”. Religión es un servicio a la sociedad, y esa es la asignatura que tenemos pendiente».

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