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Así empeora tu conducción cuando vas borracho

“Creemos que por dos o tres cañas estamos fuera de peligro”, asegura una especialista, una creencia totalmente errónea

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Tiempo de lectura: 2'Actualizado 00:16

En verano es habitual pasar las noches de calor con fiesta y alcohol. Todos conocemos los peligros de esta sustancia, especialmente cuando en la ecuación introducimos la idea de conducir y ahorrarnos el taxi para volver a casa. Por eso, en 'Crimen y castigo' hablamos con la doctora Carmen San Román, terapeuta del Centro Médico AUPA, sobre cómo empeoran nuestras capacidades para ponernos al volante cuando hemos bebido.

Los motivos por los que esta sustancia resulta tan perjudicial cuando se combina con la conducción son que “disminuye la capacidad de respuesta y de concentración”, además de afectar seriamente a nuestros reflejos. Sin embargo, para la doctora San Román, el principal problema reside en la “desinhibición” que provoca, volviéndonos más imprudentes.

De esta manera, nos encontramos con una persona lenta en sus reflejos y reacciones, que pasa por alto la mitad de las señales e indicaciones y que no es capaz de sentir miedo por nada. Incluso se sentirá molesto “porque el conductor de delante va muy lento” y querrá correr o saltarse semáforos porque “en el fondo no pasa nada”. Además, como apunta la profesional, el alcohol “aumenta la agresividad”, provocando “peleas y encontronazos” fatales.

“Creemos que por dos o tres cañas estamos fuera de peligro”

“Creemos que por dos o tres cañas estamos fuera de peligro” y no es así. Incluso la mínima cantidad de alcohol ingerido tiene efectos depresores para el sistema nervioso central. Esto implica que nuestra capacidad de respuesta y reflejos se ven afectados desde la primera cerveza lo suficiente como para poder tener un susto en la carretera. A más cantidad consumida, peores serán las consecuencias. “El impacto es brutal”, resume la doctora.

Existe el estereotipo de que los únicos que se ven envueltos en problemas de esta índole son aquellos que tienen una adicción a esta sustancia. La doctora San Román, que está especializada en el tratamiento de estas patologías, reconoce que algunos de los pacientes que recibe día a día tienen sobre sus espaldas alguna condena por alcoholismo o violencia. “Tienen que acudir a terapia porque les sirve como conmutación de la pena”, comenta. Sin embargo, recalca que no es en absoluto necesario tener problemas con la bebida para verse envuelto en un accidente de tráfico causado por el consumo de alcohol.

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