Hay imágenes que nos retrotraen al blanco y negro, que por un momento nos hacen dudar de si estamos en la España del siglo XXI o en los peores años de esta joven democracia. El acoso al líder de Ciudadanos y su equipo, ayer en Rentería, Guipúzcoa, por parte de los proetarras refleja que aún queda mucho por hacer en materia de libertad de expresión. Hay quien se cree dueño del espacio público y ve en la amenaza y el señalamiento las herramientas para echar a quien piensa diferente. Lo estamos viendo esta campaña en el País Vasco y en Cataluña donde la semana pasada la candidata del Partido Popular por Barcelona se veía atrapada en una turba en la Universidad Autónoma. Pero lo peor de todo son los discursos políticos que en lugar de condenar se mantienen en la equidistancia colocando al acosador y al acosado en el mismo nivel. El clásico algo habrán hecho o eso pasa por ir a provocar. Lo hemos escuchado en boca de políticos independentistas, también de Podemos, pero más sangrante es la tibieza por parte de fuerzas constitucionalistas, como el PSOE, cuyo líder, el Presidente del Gobierno no ha condenado expresamente estos ataques, se ha escondido tras las siglas del partido. Lo censuraba esta mañana en 'Herrera en COPE' Edurne Uriarte, número tres del Partido Popular en Madrid.

Y es que hay quien se empeña en reducir estos episodios de acoso, como el sufrido por el ex presidente balear Bauzá en su farmacia, a cuatro o cinco radicales pero el contexto, el lugar en el que se producen es fundamental para valorarlos.

El Partido Popular ha hecho un vídeo electoral al estilo de Juego de Tronos que ha enloquecido a sus millones de seguidores de todo el mundo. Ya se puede ver el primer capítulo de la octava temporada un estreno mundial que llegaba a España a las 3 de la mañana y que ha colapsado las plataformas que lo ofrecen.