A nadie se le escapa que hay un lobby muy bien organizado para acabar con tradiciones que son propias de la cultura española. Por un lado están los toros y por otro está la caza. Y de ahí que los ataques se repitan, aprovechando cualquier agujero para lanzar toda la artillería contra los aficionados que practican o, simplemente, respetan cualquiera de estas dos disciplinas.

En las últimas horas, la polémica se ha cebado contra un cazador que se fotografió junto a decenas de conejos que había abatido. Es muy habitual entre los cazadores que se fotografíen con sus piezas. Aquí, el problema, es que el protagonista juntó los conejos de tal forma que se leía la palabra VOX, en clara referencia al partido de Santiago Abascal. Está claro que las fotos las carga el diablo, porque enseguida se hacen virales. Y parece claro también que ese juego del cazador es tan innecesario como provocador, porque flaco favor le ha hecho a todo el colectivo.

Ahora bien, a los que se lanzan a criticar desde el desconocimiento y sólo con el objetivo de perseguir a la caza igual hay que aclararles que en este momento la caza del conejo de monte con hurón y escopeta está autorizada. Más que nada porque hay zonas en las que la plaga de conejos está ocasionando cuantiosas pérdidas a los agricultores y supone una preocupante alteración del ecosistema. Esto tiene argumentos ecologistas, que importan un rábano a los que quieren acabar con lo que no comparten porque, en definitiva, lo que pretenden es acabar con la propia libertad.